El cardenal Omella y los obispos auxiliares participan en la Asamblea Plenaria de la CEE

El presidente de la Conferencia Episcopal Española habla de la situación social internacional y española, la Iglesia Católica de España y la misión evangelizadora de la Iglesia

Fotografía: Conferencia Episcopal Española

Ha comenzado su discurso en la sesión inaugural de la Asamblea Plenaria de la CEE hablando de la situación de Ucrania y el contexto social en el que vivimos. «En medio del caos de las informaciones sobre la guerra, de las imágenes terribles del sufrimiento del pueblo ucraniano, de las interpretaciones de los analistas, los gestos y las palabras constantes del papa Francisco han sido contundentes» al describir la guerra en Ucrania como «una masacre insensata en la que todos los días se repiten estragos y atrocidades». El cardenal Omella también ha afirmado que  «la invasión de Ucrania, en cierto sentido, nos ha despertado. Los europeos nos hemos empezado a hacer preguntas que antes no nos hacíamos». Asimismo ha pedido que «la acción debe ir acompañada de la oración». Ha explicado que «el papa Francisco ha pedido a todos los católicos, a los cristianos de otras confesiones, y a los hombres y mujeres de buena voluntad, que nos unamos en una plegaria a Dios. […] La oración no está en contradicción con ningún esfuerzo justo, ni quita espacio a ninguna iniciativa, sino que la complementa y la potencia».

También ha agradecido y felicitado el trabajo de Cáritas Española que cumple 75 años. «De manera particular quiero destacar la gran labor que viene realizando Caritas Española que este año celebra su 75 aniversario».

Situación social en España

Por otro lado ha hablado de la situación social en España concretándolo con la creciente pobreza y desigualdad citando el Informe Foessa, «Hoy, 11 millones de personas en España padecen pobreza y 6 millones de ellas, pobreza severa». También ha hablado de los jóvenes y como este mundo les induce al aislamiento, al miedo a afrontar la realidad, a situaciones de dependencia y de violencia. Así como de los ancianos que ha destacado como cada vez más viven en soledad y descartados por la sociedad.

Otro punto ha sido la política. El cardenal Juan José Omella ha destacado la desconfianza en las instituciones: «Según el Eurobarómetro, un 90% de los españoles desconfían de los partidos políticos, y un 70% del Gobierno y del Congreso, que es tanto como desconfiar de la democracia». También ha hablado de las instituciones como la CEE que «ha demostrado su utilidad para promover una convivencia en libertad» y de las libertades que hoy en día están en peligro.

Seguidamente, ha hablado de los medios de comunicación libres. «En el contexto de una sociedad crecientemente fracturada y polarizada, los medios de comunicación deberían promover una auténtica concordia. Pero en ocasiones la comunicación se pone al servicio de intereses ideológicos, de polarizaciones políticas, y entonces puede contribuir a romper los frágiles hilos de la convivencia». Ha afirmado que: «lo quieran o no, los medios son hoy, además de garantes de la crítica y del debate plural, instrumentos de una narración que ayuda a la convivencia o que la desgasta e incluso la rompe».

Por otro lado, ha pedido trabajar en colaboración: Administraciones – Sociedad Civil – Iglesia por «una sana democracia no enfrenta el sector público al sector privado, sino que promueve su cooperación y asegura un uso eficaz de los recursos en beneficio de los ciudadanos, evitando duplicidades ineficientes e innecesarias».

La Iglesia Católica en España

El segundo punto ha sido la Iglesia Católica en España. «En la actualidad, la Iglesia católica es una gran desconocida para muchos conciudadanos nuestros», pero insiste que «la Iglesia no tiene otro interés en este mundo que defender la dignidad del ser humano, promover el bien común y trabajar para rehacer la comunión y la fraternidad».

En este sentido ha hablado de los abusos sexuales y los ha tildado de «epidemia global silenciada». «La Iglesia manifiesta su profundo dolor y vuelve nuevamente a pedir perdón por los delitos cometidos por hermanos nuestros. Para abordar el drama de los abusos y mejorar los procedimientos que las diferentes entidades eclesiales han puesto en marcha, la CEE ha encargado al prestigioso despacho de abogados Cremades & Calvo-Sotelo una auditoría independiente sobre la gestión de los casos de abusos sexuales ocurridos en el seno de la Iglesia Católica en España».  De este modo ha asegurado que «el drama de los abusos sexuales es una auténtica lacra social que requiere un análisis completo y un buen diagnóstico, libre de demagogias y sectarismos ideológicos».

Por otro lado ha hablado de la libertad de conciencia. «La objeción de conciencia es un derecho necesario en la vida democrática, es una garantía de verdadera convivencia, ya que permite un espacio seguro para todos frente a cualquier tentativa de abuso del poder o de imposición de la opinión mayoritaria». También del laicismo y la libertad religiosa: «La Iglesia no desea ni busca ningún tipo de privilegio ni de especial protección. Lo que reclama es sencillamente la libertad de proponer el anuncio de Cristo salvador, y de vivir a campo abierto las consecuencias éticas y culturales de dicho anuncio en diálogo con todos, así como contribuir, desde su propia identidad, al bien común de la sociedad en la que se encuentra inserta».

La misión evangelizadora de la Iglesia

El tercer y último punto es la misión evangelizadora. Que tal como ha dicho el cardenal Omella es «la razón de ser de la Iglesia, el motivo de su creación por el Señor fue continuar su misión evangelizadora en el mundo. El espíritu misionero de la Iglesia se resume en el impulso de comunicar la alegría que nos ha sido dada». Ha vuelto a referirse a los jóvenes asegurando que representan «un reto de primera magnitud para la Iglesia. Ellos tienen un rol fundamental en el cambio de época que estamos viviendo. […] Es necesario que les ayudemos, para que la crisis social y económica que estamos viviendo no les lleve al desánimo ni al vacío. Los jóvenes necesitan y tienen derecho al anuncio alegre del Evangelio». Además ha pedido marcar las dos X de la declaración del IRPF. «Volvemos a invitar a todas las personas de bien a que marquen las dos X de su declaración: la de la Iglesia y la de fines sociales. Ya que no tiene ningún coste extra para el contribuyente y dota de recursos a la Iglesia y a todas sus entidades con fines sociales».

El presidente de la CEE ha querido hablar también del matrimonio y la familia. «La Iglesia desea presentar la belleza del matrimonio, de la unión fiel y definitiva entre un hombre y una mujer abierta a la vida. Que la Iglesia celebre el matrimonio es una auténtica profecía para el mundo». Por lo que hace a la familia ha asegurado que es «la célula vital de la sociedad, titular de derechos propios y originarios, que ocupa el centro de la vida social. La familia es la cuna de la vida y del amor donde nacemos y crecemos». Y ha pedido apostar por la vida. «La defensa de la vida en su integridad es fundamental. Una sociedad que no protege la vida de sus integrantes es una sociedad abocada al fracaso y a la barbarie».

Por lo que hace a la misión de los laicos en la Iglesia el cardenal Omella ha asegurado «Este «salir» nos interpela a todos los miembros de la Iglesia, pero muy especialmente a los laicos que, en función de su propia vocación de estar en el mundo, son llamados hoy a humanizar el mundo y a mostrar la belleza de la fe en todos los ambientes».

Por último, ha remarcado la sinodalidad. «La Iglesia es una gran familia que crece y avanza, compartiendo la vida y trabajando unida, guiada por el Espíritu Santo. En este sentido, utilizamos un término muy preciso para calificarla, hablamos de la Iglesia sinodal. La misión evangelizadora y la sinodalidad definen la manera de hacer y de ser de la Iglesia, son su esencia». Ha finalizado diciendo: «No queremos terminar estas palabras sin reiterar nuestra comunión y afecto al papa Francisco que se han visto fortalecidos por la Visita ad Límina que los obispos de la CEE hemos realizado en los pasados meses de diciembre y enero. Agradecemos al Papa su fraterna acogida y el aliento que nos ha dado a las iniciativas y proyectos de nuestras diócesis de las que les hemos dado cuenta. Ciertamente nos hemos sentido confirmados en la fe por el Sucesor de Pedro y unidos a él, comprometidos en el anuncio del Evangelio y el servicio a al pueblo que Dios nos ha confiado».

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