Dr. Torralba: «Ser cristiano es ir de tu mundo al del otro»

Omella preside a jornada sobre "el Impacto de la soledad en el día a día" y anima a los agentes de la Pastoral de la Salud a evangelizar con alegría

Fotografías: Ramon Ripoll

Este sábado 25 de enero, el Secretariado de la Pastoral de la Salud de la diócesis de Barcelona ha convocado un encuentro en el Hospital de San Rafael para reflexionar sobre «El impacto de la soledad en el día a día». Con esta jornada se pretende dar continuidad a la Campaña del Enfermo, iniciada el pasado mes de noviembre. Tal como indica el nombre de la Jornada, el objetivo ha sido el de reflexionar, iluminar y actuar sobre esta epidemia de nuestro tiempo: la soledad.

El arzobispo de Barcelona, ​​Card. Juan José Omella, presidió la jornada, presentada por la directora del Secretariado diocesano de la Pastoral de la Salud, Sra. Carmen Benito, que dio la bienvenida a todos los asistentes. El encuentro iba dirigido a los servicios religiosos de los hospitales, congregaciones religiosas, enfermos y familias, voluntarios y voluntarias, así como grupos y asociaciones parroquiales.
Benito presentó el tema, la soledad, como «una sensación asociada a la calidad de las relaciones interpersonales. Es un estado que provoca emociones que se emparentan con la ansiedad porque hay una ausencia». Por ello, en esta ocasión se proponía «un tasteo para poder despertar en nuestros agentes de pastoral esta inquietud sobre estas personas y poder ayudar a paliar esta soledad y sus efectos colaterales: la angustia y la frustración», tal como dijo la directora del Secretariado.

‘El universo de la soledad’

El filósofo, teólogo y pedagogo, el Dr. Francesc Torralba impartió la lección magistral sobre El universo de la soledad,
destacando dos soledades concretas. Por un lado, la «soledad buscada», que se da cuando alguien busca el reencuentro personal con uno mismo y, por otra parte, la «soledad impuesta» cuando aún no quererlo alguien está solo. Este segundo caso es el que Torralba definió como un reto que «nos desafía como agentes de pastorales y gente que no quieres ser indiferente».
«El Papa critica la globalización de la indiferencia por el otro. ¡Es la inhumanidad, el ser indiferente! – exclamaba Torralba-. Hay una epidemia de indiferencia y de soledad impuesta o obligada». Ante esta denuncia se refirió a todos los agentes de la Pastoral de la Salud, como los Amics de la Gent Gran, Cáritas o los voluntarios de una parroquia, esenciales para acompañar aquellos más vulnerables. Ya que, tal como dijo, «una visita diaria nos puede hacer reavivar». En contra partida aseguraba que «el no echar de menos a alguien puede ser terrible, tanto que nos puede llevar al cansancio vital, la desgana e, incluso, a la autodestrucción».

Un desafío de primer orden

Torralba expuso como posibles respuestas sobre el porqué se ha producido la soledad impuesta, el salto entre generaciones que hacen que la gente mayor se sienta desvinculada de las formas actuales de relacionarnos. También la transformación de la familia o el nuevo mercado laboral que traslada muchos hijos / as al extranjero, o el sistema de valores.
En este último punto, destacó como «la persona mayor ha dejado de ser valiosa». «Si antes el abuelo era visto como transmisor de cultura y oración ahora parece que sólo conlleva una carga y un gasto», lamentó Torralba. Todas estas respuestas las mencionó como detonantes de la soledad que arrastra los ancianos a un deterioro personal, sea a las urbz o los pueblos rurales.

Desde la ética cristiana

Finalmente, ejemplificó la ética cristiana como método para revertir la situación. «Ser cristiano es ir de tu mundo al del otro», expuso Torralba. A través de la «atención» y la «humanidad». Es decir, con el hecho de abrirnos al otro, el descentramiento de uno mismo y el pensar en qué hará el de mi lado. Y por otro lado, evitando que la tecnología reemplace las personas, ya que «ya hay robots que cuidan las personas, pero no tienen ni conversación, ni empatía, ni rezan … Porque nunca un robot podrá responder a la soledad de los demás».
En la línea de humanizar, habló también el director- Coordinador del SIPS, Mn. Joan M. Bajo. Este participó en una mesa redonda con la Presidenta del ACRA, la Sra. Cinta Pascual y la psicóloga de la Fundación Vidal y Barraquer, la Hna. Maite Valls. Bajo expuso su punto de vista sobre cómo «humanizar la soledad», a partir de comprender a la persona sola en su totalidad, de manera holística (integral). Una situación que sólo es posible «si caminamos hacia el encuentro del ser humano desde la profundidad: escuchando, reconociendo sus problemas, sus esperanzas, sus dificultades, su historia», dijo.

Una pastoral con ‘alegría’

Finalmente, el Cardenal se dirigió a todos los presentes de la pastoral, y les aconsejó seguir la Evangelii Gaudium, como guía para evangelizar con alegría. No pensando en el número de personas sino en la profundidad y calidad del acompañamiento que se hace y de la oración.

Así, argumentó la importancia que cada uno de los agentes de la pastoral viva la presencia del Señor en su vida para así poder transmitirla de todo corazón al otro.

«Vosotros sois los ángeles que Dios envía para que esta gente no se sienta tan sola. A través de vosotros el Señor llena este vacío que sufren algunos. La soledad necesita acompañamiento médico pero también espiritual, que el da la alegría del Evangelio», dijo.
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