Cine Espiritual: ‘Los dos Papas’
"Una historia de antagonistas cautivadora y brillante" que lleva a escena "dos personajes históricos y vivos con profundo sentido religioso"

Esta semana el cine espiritual presenta la película Los dos Papas.Del director brasileño Fernando Meirelles, conocido por Ciudad de Dios y con una amplia relación con el Francisco. El crítico de cine, Peio Sánchez, entra en esta trama «sobre dos personajes históricos y vivos con profundo sentido religioso tanto desde ellos mismos como en su ministerio como papas de la iglesia católica», explica.
Sinopsis
La película comienza a finales de 2012 antes del cónclave que dará lugar al nombramiento del Francisco. El cardenal Bergoglio (Jonathan Pryce), solicitará el permiso del Papa (Anthony Hopkins) para retirarse. Ambos se reencontrarán en el Vaticano, donde reflexionarán uno y otro en sus pasados. También sobre qué les pide la Iglesia hoy para darle una continuidad en un futuro.
«Remachadora y brillante»
La película ha sido muy bien recibida por la crítica de cine. Aparte de la intrigante trama, los dos actores principales, Anthony Hopkins y Jonathan Pryce, desarrollan una interpretación impecable. Así, sumergen en la situación que plantea Mirella. Un guión brillante, una dirección impecable y una puesta en escena desbordante. Con estas tres pautas el director entra dentro de la Iglesia. Nada menos que dentro del Vaticano.
Según explica Mn. Peio Sánchez, «nos ofrece ahora una historia de antagonistas cautivadora y brillante, que se dice inspirada en hechos reales pero reconstruida desde la ficción de una supuesta encuentro entre Benedicto XVI y el cardenal Bergoglio poco antes de la inesperada renuncia del primer en el año 2013».
«El trasfondo de la historia contemporánea y la vida de la iglesia, representado especialmente por los flashbacks en torno a la biografía de Bergoglio, no ocultan que la intención fundamental es la contraposición espectacular de los protagonistas», explica Mn. Sánchez. Esta «distancia» que se presenta en un principio, poco a poco, los irá llevando «hacia un empate donde prevalece la humanidad de ambos y la misma fe compartida».