Celebración de los cincuenta años del primer hogar Mercedario en Catalunya

La Orden de la Mercè celebra con los voluntarios y colaboradores la boda de oro de este espacio de acogida y reincerción

«Esta celebración es para honrar a todos los religiosos que han pasado por el Hogar Mercedario, una verdadera obra de Dios». Así resumía el primer director del Hogar Mercedario de Barcelona, P. José Sesma, el sentimiento de celebrar los cincuenta años de la creación del primer puesto de acogida mercedario en Cataluña y España. Un espacio donde conviven día a día una comunidad mercedaria con personas presas de tercer grado o que acaban de salir de prisión, y necesitan, poco a poco, reintegrarse a la sociedad.

Con motivo de estas bodas de oro, los miembros de la Orden de la Merced de Barcelona, junto con los voluntario, trabajadores de la Fundación Obra Mercedaria y colaboradores se reunieron en  la curia Provincial ubicada en la Plaza Castella del barrio del Raval de Barcelona. En la Iglesia de San Pedro Nolasco, dedicada al fundador de los Mercedarios, se celebró la misa de Acción de gracias, a cargo del obispo auxiliar Mons. Javier Vilanova Pellisa. Entre los asistentes destacaban representantes del Departamento de Justicia de la Generalitat, así como varios miembros de Cáritas Diocesana de Barcelona, entre éstos, el director Salvador Busquets.

Una obra de Dios en Barcelona

Muchos hermanos mercedarios vinieron expresamente de fuera de Cataluña para asistir a la celebración. Uno de ellos, el Padre José Sesma, venido de Valencia, que en el momento de los parlamentos, explicó emocionado los inicios del Hogar Mercedario.

Fue el 12 de marzo de 1972 cuando los mercedarios pusieron en marcha esta iniciativa en el barrio de Vallcarca. Un proyecto que llegaba a Barcelona para ayudar en medio de un contexto social «muy sensible», detallaba Sesma. Según explicó el mercedario, los principios fueron complicados, hasta el punto de sopesar si lo adecuado era cerrar. «¿Cerramos o lo mantenemos abierto? – le preguntaron -. La respuesta la tuvo clara: «Es una obra de Dios y, por tanto, la mantendremos y continuaremos sirviendo».

«Dar la mano más maravillosa»

El actual director del Hogar Mercedario, el Padre Jesús Bel, también sacerdote en el Centro Penitenciario de Brians 1, destacó las ganas de continuar su labor del día a día. «Queremos seguir siendo un hogar donde vivimos y donde somos familia y esperanza para aquellos que vienen. Porque creemos con las personas y con la segunda, tercera y cuarta oportunidad», dijo. Una oportunidad que tuvo Pepe, uno de los usuarios que hace ocho años pasó por el Hogar y que intervino en los parlamentos. Este se mostró agradecido por el apoyo y la entrega recibida, tanto de los hermanos, como de los voluntarios, que le dieron, «una mano maravillosa cuando más lo necesitó».

El secretario de Medidas Penales y Reinserción a la Víctima del Departament de Justícia de la Generalitat de Cataluña, Amand Calderó, agradeció también en nombre de la Generalidad la labor al servicio de la sociedad de los Mercedarios en Barcelona. Un servicio que, como dijo a continuación el presidente de la Fundación Mercedaria y Provincial de la Orden de la Merced, el Padre José Juan, debe seguir siendo capaz de realizar «una lectura realista y de compromiso con las necesidades». «Debemos saber reflexionar para hacer bien nuestro trabajo que nos pide estar haciendo merced», dijo.

Al servicio de la persona

Entre los parlamentos no faltó la intervención del obispo Mons. Javier Vilanova Pellisa. En un principio, en el momento de la homilía agradeció en nombre de la archidiócesis estos cincuenta años de servicio. «Un ejemplo de fraternidad, ayudando a aquel que más lo necesita». «No hace falta señalar, sino abrazar la vida del hermano para vivir nuestra afiliación – dijo-. Esta es la vida auténtica que el Señor nos pide», dijo.

En el momento del brindis, el obispo Javier, destacó la presencia de tantas realidades diferentes en aquella celebración, y puso de relieve el éxito del «trabajo en red», como durante las Olimpiadas. «Trabajamos todos por lo más importante, la persona, independientemente de quien sea y de dónde venga», dijo.

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