Celebración de la Santa Cruz, fiesta titular de la Catedral de Barcelona

Como cada 3 de mayo, el Capítulo de la Catedral de Barcelona ha bendecido a la Vera Cruz y a los cuatro puntos cardinales de la ciudad

Fotografías: Catedral de Barcelona

Como cada 3 de mayo, el Capítulo de la Catedral de Barcelona ha celebrado la solemnidad de la Santa Cruz, fiesta titular del templo, junto a la de la copatrona, Santa Eulalia.

La jornada comenzó con la bendición de la Vera Cruz, en la azotea del templo y de los cuatro puntos cardinales de la ciudad. Por la noche, el deán de la Catedral, Mn. Josep Ramon Pérez, presidió la misa conventual. En su homilía, quiso recordar cómo la Cruz siempre ha sido «un distintivo para los cristianos de la fe en la resurrección del Señor».

Ceremonial y bendición del término

La devoción de la Santa Cruz data del año 326, cuando Santa Helena, madre del emperador Constantino, descubrió en el monte Calvario los restos de la cruz donde se crucificó a Jesús. Por este motivo, en el punto más alto de la Catedral de Barcelona se encuentra la imagen de Santa Helena, con una cruz en una mano, símbolo de su hallazgo, y como protectora de la ciudad.

Este año ha sido el canónigo Mn. Santiago Bueno, el encargado de esparcir el agua bendita hacia el Este, el Oeste, el Sur y el Norte de la ciudad de Barcelona. Tal y como marca el ceremonial, el Capítulo Catedral, cantando las letanías de los santos, se desplazó hasta la azotea, junto al campanario, donde se encuentra la Vera Cruz. Tras leer la Palabra de Dios se bendijeron los cuatro puntos cardinales. Con esta bendición se pide la protección de la tierra y sus frutos, es decir, de la ciudad y de los barceloneses.

La Cruz del camino cristiano

«Jesús llegó a la Cruz porque era el lugar donde le tenía que llevar todo lo que decía y hacía. Una Cruz vista en la persecución y oposición, que Jesús encontró desde el primer momento, pero nunca se desvió de su camino». Con esta reflexión, el deán de la Catedral de Barcelona, ​​Mn. Josep Ramon Pérez, recordó el simbolismo al que remite la Santa Cruz, que para Jesús «no un final desgraciado sino la culminación de aquello por lo que fue encarnado».

Quien no lleva su cruz y me sigue, no puede ser discípulo mío. (Lc, 14, 27)

Esta misma Cruz es la que Jesús pidió a sus discípulos. El deán de la Catedral la contextualizó hoy como una llamada que hace Jesús a los cristianos, a ser «fieles a la verdad, a darse a la justicia ya los necesitados, a combatir signos de mal en el mundo». En este sentido, destacó el aspecto «salvador» de la Cruz. «No nos hablan como un mal sino como un camino de bien. No buscamos sufrir por sufrir sino que seguimos la Cruz por fe con la convicción de que Jesús siguió la cruz llegando así a la resurrección. Por eso la seguimos nosotros en nuestro camino», expuso.

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