Carta del Cardenal Omella con motivo del acto de consagración de Rusia y Ucrania el 25 de marzo de 2022

Consulta la carta al Pueblo de Dios del Sr. Cardenal Arzobispo de Barcelona y la propuesta de texto de la Consagración para las distintas celebraciones en parroquias y lugares de culto

Barcelona, 18 de marzo de 2022

Queridos diocesanos, hermanos en el Señor:

Como sabéis por los medios de comunicación, el papa Francisco quiere hacer, el día 25 de marzo, una oración de consagración de Rusia y de Ucrania al Corazón Inmaculado de María, para pedirle la paz en esas dos naciones y en todas las naciones del mundo.

Coincide esa fecha con la fiesta de la Encarnación del Señor, día muy hermoso para pedir por la vida; la vida desde el inicio hasta el final, la vida de todo hombre y mujer que es imagen de Dios y que tiene una gran dignidad y que, desgraciadamente, no se respeta en los conflictos bélicos y en tantas otras ocasiones.

Propongo que, en cada parroquia, en cada lugar de culto, ese día se tenga una celebración que podría consistir en el rezo del Santo Rosario, la oración de consagración de Rusia y de Ucrania al Corazón Inmaculado de María y la celebración de la Santa Misa o la exposición del Santísimo, ya que la fecha coincide también con las 40 horas de oración que el Papa propone que se haga cada año.

En la catedral de Barcelona yo mismo presidiré esa ceremonia de Consagración a la Virgen ese día 25 de marzo por la tarde. Se empezará con el rezo del santo Rosario a las 18:45 h. A continuación, se hará la oración de consagración, que irá seguida de la celebración de la Santa Misa.

Seguramente que el Santo Padre ofrecerá el texto de la Consagración. No obstante, os envío un posible texto que nos puede servir para dicha oración a la Virgen y que ha sido elaborada a partir de la que hizo san Juan Pablo II el 13 de mayo de 1982 en el Santuario de Fátima.

Vivimos tiempos convulsos y no podemos dejar de confiar nuestras preocupaciones y sufrimientos al Señor por medio de la Virgen, Madre de todo consuelo.

Aprovecho esta carta para felicitar a la comunidad diocesana y a la gente de buena voluntad por la generosidad mostrada en la ayuda al pueblo ucraniano y en la acogida de los refugiados. Debemos sentirnos orgullosos de la gran manifestación de humanidad, de fraternidad y de solidaridad de nuestra sociedad. Es un gran signo de esperanza. Nuestro mundo está transido de amor y me gusta recordar las palabras de Dostoieski: «la belleza salvará al mundo.» Y esa belleza no es otra que la del amor que «todo lo excusa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor no pasa nunca» (1Cor 13,7-8).

Con todo mi afecto y bendición,

† Card. Juan José Omella Omella
Arzobispo de Barcelona

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