Card. Joan Josep Omella: «Dios nos hace artesanos de paz y comunión que ante los conflictos no desfallecen»
La Iglesia de Barcelona celebra la Misa Crismal con el clero de la Archidiócesis para bendición de los Santos Aceites y la consagración del Santo Crisma
Fotografías: Catedral de Barcelona e Iglesia de Barcelona
Como es tradición en Martes Santo, la Iglesia de Barcelona ha celebrado la Misa Crismal en la Catedral para la consagración Santo Crisma y la bendición de los Santos Oleos (el de los Catecúmenos y el de los Enfermos). Se trata de una celebración marcada especialmente en el calendario de los presbíteros, ya que en ella renuevan las promesas sacerdotales prometiendo solemnemente unirse más a Cristo, ser sus fieles ministros y conducir a otros, renovando su consagración a Cristo y dedicación a la Iglesia.
Ha sido la primera Misa Crismal que ha presidido el arzobispo de Barcelona, Card. Joan Josep Omella, junto a los tres obispos auxiliares Mons. David Abadías, Mons. Sergi Gordo, y Mons. Javier Vilanova y Pellisa. Una ocasión especial también, porque precisamente el obispo Abadías y el obispo Vilanova se han unido a los homenajeados que festejaban el aniversario de las bodas de plata de su ordenación.
Portadores de la buena nueva
«Estamos llamados a ser portadores del amor del Señor, a ser portadores de alegría y esperanza a los hombres y mujeres de nuestra sociedad y, de modo especial, a las comunidades que servimos». Así lo ha dicho en el momento de la homilía, el arzobispo de Barcelona, que ha hecho una reflexión en torno al discurso del papa Francisco en su última estancia en la República Democrática del Congo. El Cardenal ha animado a hacer frente al mundo actual lleno de «turbulencias, dolor y cierta animadversión hacia la Iglesia y los católicos», sin dejar de ser «portadores de la Buena Noticia».
En esta línea ha exhortado a ser «testimonios del Amor de Dios», no sólo desde la palabra, sino sobre todo desde «la propia vida». «Si somos humildes ante Dios, Él nos hará obreros de la misericordia. «Él es el alfarero que nos moldea, y nosotros somos arcilla en sus manos». «Dios nos hace artesanos de paz y comunión que ante los conflictos no desfallecen», ha añadido.
Cuatro tentaciones
Para llevar a cabo el ministerio presbiteral, ha alentado a «vencer las tentaciones, como la mediocridad espiritual, la comodidad mundana, el abandono de la formación permanente y las ganas de ir por libre». Cuatro puntos débiles que pueden combatirse a través de la oración, que da «paz y fuerza para ver claro y actuar». También siendo entusiastas y creativos en lo que hacemos, para evitar convertirse en fríos y burócratas de espíritu. Así como caminando juntos para evangelizar en comunión.
En cuanto a la formación, ha recalcado la importancia para que ésta nos acerque al pueblo de Dios y lleve a profundizar en la humildad, la misericordia y la sencillez».
Bendición de los santos óleos
Tras la renovación de las promesas sacerdotales, los diáconos han trasladado las ánforas de los aceites sobre el altar. Allí, el cardenal ha bendecido el oleo de los enfermos y después de comulgar, el de los catecúmenos y ha consagrado al Santo Crisma, el óleo perfumado que ungirá a los bautizados, confirmados y ordenados de este año.
Por último, las ánforas de los santos aceites se han llevado al claustro. Antes de acabar, el cardenal ha felicitado a todos los presbíteros por su labor pastoral i les ha deseado feliz Pascua. Estos han hecho cola para recoger a los santos óleos y llevarlos a sus parroquias donde se renovarán para este año.