200 personas viven la primera vigilia de Pentecostés desde la Catedral y desde casa

El cardenal Omella invita a los laicos de la archidiócesis a dejar que "el Espíritu del Señor os renueve y os empuje a vivir la misión que Cristo ha confiado"

Este sábado 30 de mayo, la Iglesia ha celebrado la fiesta de Pentecostés, el día de la Acción Católica y del Apostolado Seglar. Este año, la Delegación de Formación y de Acompañamiento del Laicado convocó por primera vez una vigilia de oración en la Catedral de Barcelona. Una velada presencial y en línea, con el laicado acompañado de los obispos auxiliares Mons. Sergi Gordo y Mons. Antoni Vadell, y del arzobispo de Barcelona, ​​el Card. Joan Josep Omella.

Se trataba de un encuentro «necesaria en medio de unos momentos llenos de incertidumbres y dificultades sanitarias, económicas y de trabajo«, explicaba la delegada Ana Almuni en la convocatoria. «Un acto para demostrar que el Post Congreso continúa vivo para construir y evangelizar, y demostrar que podemos hacerlo juntos, como nos dice nuestro Plan pastoral SALGAMOS!», añadía. Por este motivo, el acto fue organizado de manera plural y dando voz a varias entidades de Iglesia, las que intervinieron a lo largo de la vigília. Entre estas el arzobispo de Barcelona, ​​que despidió a los asistentes presentes en el templo o desde casa.

Aforo en vivo y online

Se siguió de manera estricta todas las medidas sanitarias que requería una Fase 1 de la desescalada del confinamiento, en la que se encuentra Barcelona. Es por ello que el aforo era reducido, y que las sesenta personas que asistieron utilizaron en todo momento la mascarilla. Además, se obligó el uso del gel hidroalcohólico, tanto la entrada como la salida de la Catedral. Por otra parte, se mantuvo en todo momento la distancia física de 1,5 metros para evitar un posible contagio.

Aparte del aforo en el templo, desde casa, 140 personas pudieron vivir también la vela, retransmitida desde el YouTube de la Catedral, a parte de aquellos oyentes que la pudieron escuchar, locutada en directo por Radio Estel.

«Vivir con verdadera audacia»

«Estimados laicos cristianos de esta entrañable Archidiócesis de Barcelona: sed lo que estáis llamados a ser; deje que el Espíritu del Señor os renueve y os empuje a vivir la misión que Cristo le ha confiado». Con estas palabras el Cardenal hacía el envío a todos los laicos durante la velada de Pentecostés, animándoles a ser partícipes de la Iglesia.

Durante la vigilia el cardenal Juan José Omella destacó como «Pentecostés da un nuevo y potente impulso para vivir con verdadera audacia y sin complejos la llamada a ser sal de la tierra en este mundo en que vivimos». Subrayó el rol que cada uno desarrolla en el seno de la sociedad. Una posición que nos llama a todos a participar de la Iglesia y que supone recordando el Post Congreso: «la propuesta de una presencia constructiva, fundada en el valor de la dignidad absoluta de la persona, en la fraternidad y la opción por los pobres, en la igualdad, y en la esperanza trascendente, que son connaturales al Evangelio de Jesucristo que profesamos».

«Alimentar la convicción en Cristo resucitado»

Y de qué manera vivir con esta audacia? El cardenal dio cuatro claves como hoja de ruta, como actitudes e iniciativas a desarrollar durante el próximo curso. Entre estas, pidió no apagar la llama que se encendió en el Congreso de Laicos, el pasado febrero dejarse guiar por el Espíritu Santo. «No ocultar o disimular la alegría de creer – exponía Omella-. Alimente la convicción de que la fe en Jesucristo resucitado ofrece caminos de verdadera humanización para cada persona y para nuestros pueblos».

Invitó a llevar allí donde está el que sufre «una nueva mirada, una nueva propuesta de vida, la que Jesús nos ofrece en el Evangelio». Así, en segundo lugar, insistió en dar a conocer la belleza de Dios, y «hacer que Jesucristo sea amado y conocido» desde la enseñanza y la educación de los más pequeños de casa.

Salimos acompañados de la paz

En tercer y cuarto punto, no faltó la mención a la premisa del Plan Pastoral Diocesano: ¡SALGAMOS! y la llamada a «ser portadores de paz». De este modo, insistía que «igual que Jesús envió a sus discípulos, id también vosotros en nuestra sociedad, en nuestro mundo sin miedo – apeló Omella-. Juntaos para vivir la fe y para manifestarla; no pretenda hacer el camino solos; agrupaos, aunado esfuerzos, compartir alegrías y dificultades, confortaos unos a otros en los fracasos». «Hagan que sus parroquias sean verdaderas comunidades, verdaderos hogares, verdaderas familias abiertas a acoger, a la hospitalidad» , añadió.

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