1.300 personas asisten al XX Memorial religioso de Servicios Funerarios de Barcelona

Mons. Javier Vilanova preside la celebración organizada por el Secretariado diocesano de Tanatorios para recordar y despedir con los familiares a los difuntos

Esta última semana de noviembre, coincidiendo con el inicio del tiempo de Adviento, el Secretariado de Tanatorios de la Archidiócesis de Barcelona ha celebrado el XX Memorial religioso de Servicios Funerarios de Barcelona (SFB) – Mémora. Se trata de una celebración en recuerdo de los difuntos, por la cual se contacta y se invita a través de los tanatorios, a los familiares de aquellas personas que han muerto en los últimos meses. Tiene lugar dos veces al año y, en esta ocasión, se ha recordado a los difuntos del último semestre.

Recuerdo a los difuntos y apoyo a los familiares

Alrededor de 1.300 personas asistieron a la celebración, que presidió el obispo auxiliar de Barcelona, ​​Mons. Javier Vilanova, acompañado de los presbíteros y diáconos diocesanos. Entre éstos destacaban el consiliario del Secretariado de Tanatorios, el diácono Mn. Alfonso Caracuel, así como, el párroco de la basílica, Mn. Salvador Pié y el delegado de la pastoral Sacramental, Mn. Josep Teixidó.

Entre los asistentes, sentados con los familiares y amigos de los difuntos, destacaban también gran parte del laicado que colabora con la Pastoral de Tanatorios y por parte de Mémora los responsables de las diferentes áreas relacionadas. También estaba el director del Secretariado, Alfons Sagalés. «Desde el Secretariado, consideramos necesario que se convoque esta celebración tan entrañable que los familiares agradecen en recuerdo a sus fallecidos» – explica Sagalés-. Con este encuentro también queremos expresar nuestro apoyo a todos aquellos que han vivido la pérdida de un ser querido. Queremos invitarles a vivirlo con la comunidad eclesial, acompañándoles y transmitiéndoles que la Iglesia está más que nunca en estos momentos», añade.

Una palabra que ilumina ante la incomprensión

El obispo Javier se sintió muy apoyado por todos los agentes pastorales que dan servicio en los tanatorios. También impresionado por todos los familiares que asistieron a la celebración en la basílica, llena hasta los topes. Así lo dijo el propio obispo en el momento de la homilía, en la que aprovechó para dar sus condolencias.

Ante la incomprensión que se siente cuando uno pierde a un ser querido y ante el dolor que se sufre, el obispo Javier invitó a aferrarse a la Palabra de Dios. «Una palabra que da luz y que ilumina la oscuridad y la falta de paz», dijo.

Recordó la importancia de acompañar en el momento del duelo, «siendo presentes y escuchándolos», y de acompañar en los últimos momentos de la vida. «Vosotros habéis estado junto a aquellos que han sufrido antes de morir, – decía el obispo-, y ahora ellos te dan las gracias desde el cielo, por haberlos acompañado y amado.

El obispo Vilanova proclamó e insistió en la palabra vida frente a la muerte. «Una vida que es eterna y que no se acaba, porque nos basamos en lo más grande como es la resurrección de Jesús». «Cogeos sabiendo que su pariente está con Dios – exponía el obispo-. Su presencia está ahí y te da oxígeno y ánimos. El Señor nos dice que su amor es eterno y que no termina. Hemos visto grandes cosas aquí en la tierra pero Él nos prepara algo mayor».

 

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