4 DE SEPTIEMBRE

Virgen de la Consolación

Esta advocación nació, como tantas, durante la Edad Media, y la propagaron los religiosos agustinos, que desde el siglo XIII rezan a la Virgen de la Consolación la ‘coronilla’: como un rosario basado en los 13 artículos del credo. La advocación invita a mirar a María como auxilio, socorro, refugio, consuelo, fortaleza de los que sufren… en lo que creemos. Para reforzarla, la tradición agustiniana hizo que la misma Virgen se apareciera a santa Mónica, madre de San Agustín, su fundador, para consolarla por su hijo descarriado. La imagen está derecha, coronada de estrellas, con el hijo en brazos y alargando la correa a sus devotos, para que lo cojan, bien fuerte, como signo de salvación.

En el convento de los agustinos de Barcelona, ​​primero en el Convento Viejo -cerca de la calle del Rec (con curtidurías los peleteros) – y luego al del Raval, la advocación estaba muy arraigada, también con el nombre de la Virgen de la Correa: las madres llevaban los niños reacios y de mal genio para hacerlos más dóciles. Hacían la novena y ponían a la cintura de los niños una correa, que venían a la propia iglesia.

  1. Memoria de san Moisés, profeta, a quien Dios eligió para liberar al pueblo oprimido en Egipto y conducirlo a la tierra de promisión. También se le reveló al monte Sinaí, diciéndole: «Yo soy quien soy», y le propuso la ley para regir la vida del pueblo elegido. Murió lleno de días en el monte Nebo, en tierra de Moab, a las puertas de la tierra de promisión.
  2. San Marcelo, mártir. En Chalon-sur-Saòne, en la Galia Celta (s. III-IV).
  3. Sepultura de san Bonifacio I, Papa, que trabajó para solucionar muchas controversias sobre disciplina eclesiástica. En Roma, en el cementerio de Máximo, en la vía Salaria Nueva (422).
  4. San Caletrico, obispo. En Chârtres, de Neustria (antes de 573).
  5. Santa Ida, viuda del duque Ecbert, insigne por su asidua oración y caridad hacia los pobres. En Herzfeld, Sajonia (825).
  6. San Fredaldo, obispo y mártir. En Mende, Aquitania (~ s. IX).
  7. Santa Irmgarda, condesa de Süchteln, que utilizó sus bienes en la construcción de iglesias. En Colonia, de la Lotaríngia (~ 1089).
  8. Santa Rosalia, virgen, de quien se dice que practicó la vida solitaria en el monte Pellegrino. En Palermo, de Sicilia (s. XII).
  9. Beata Caterina Mattei, virgen, religiosa de las Hermanas de Penitencia de Sant Domènec. Vivió con una salud muy precaria y soportó con admirable caridad y abundancia de virtudes las calumnias humanas y todo tipo de tentaciones. En Carmagnoles, en la región italiana del Piamonte (1547).
  10. Beato Escipión Jerónimo Brigéat de Lambert, sacerdote y mártir. Siendo canónigo de la diócesis de Avranches, durante la Revolución Francesa fue encerrado en una nave anclada por su condición de sacerdote, donde murió de inanición. En el mar frente a Rochefort, en el litoral norte de Francia (1794).
  11. Beata María de Santa Cecilia Romana (Dina) Bellanger, virgen, de la Congregación de Religiosas de Jesús y María. Entregada y confiando sólo en el Señor, durante muchos años soportó una grave enfermedad. En Sillery, ciudad de la provincia de Quebec, Canadá (1929).
  12. Beato Josep Pasqual Carda Saporta, sacerdote de la Hermandad de Sacerdotes Operarios Diocesanos. Sufrió gloriosamente el martirio por odio a la religión durante la contienda española, en la cruel persecución religiosa contra la Iglesia. En Oropesa del Mar, comarca castellonense de la Plana Alta (1936).
  13. Beato Francisco Sendra Ivars, sacerdote, martirizado por la fe en la persecución religiosa. En Teulada, en la Marina Alta (1936).
  14. Beato Bernat (Josep) Leda Grau, religioso de la orden de los Hermanos Menores Capuchinos y mártir glorioso por Cristo en la misma contienda española. Cerca de la localidad de Genovés, comarca valenciana de La Costera (1936).

En septiembre, el enfermo tiemble

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