28 DE JUNIO
San Irineo, obispo y mártir

Establecido en la Galia, era originario de Esmirna, donde nació hacia el año 130. Fue discípulo de san Policarpo, quien lo había sido del apóstol Juan. Sacerdote y más tarde obispo de Lyon, es uno de los más grandes teólogos del siglo II y, según la tradición, murió mártir en tiempos de Septimio Severo.
Su nombre, que significa ‘forjador de paz’, le configuró como pacífico defensor de la fe hasta dar la vida: «La gloria de Dios es el hombre viviente, y la vida del hombre es la visión de Dios. Si la revelación de Dios a través de la creación ya da la vida a los seres que están sobre la tierra, mucho más la manifestación del Padre por medio de su Hijo dará la vida a aquellos que vean Dios» (Contra las herejías IV, 20).
Al cuco, San José le da el habla y San Pedro se la quita.