10 DE MARZO

Santa María Eugenia de Jesús

Anna Eugenia Milleret de Brou era hija de una familia acomodada de Metz (1817). Vivió una atmósfera poco religiosa en casa, en la que la práctica de los sacramentos, cuando se hacía, respondía más a una costumbre social que a una verdadera fe. Pero cuando la pequeña Ana recibió su primera comunión tuvo una experiencia de Dios que la llevó a profundizar en la vida cristiana. Tras una crisis interior, a raíz de la muerte de la madre y de un empobrecimiento de la familia, recuperó la alegría de la fe con las prédicas cuaresmales del padre Henri Dominique Lacordaire en Nôtre Dame de París. En su camino sintió la llamada a la vida religiosa y pasó por los noviciados de las benedictinas y la visitación, pero sin hacer los votos. Finalmente, en 1839, fundó una nueva congregación, el Instituto de la Asunción de María, dedicado a la educación de las hijas de las familias acomodadas, precisamente alejadas de la fe. Cinco años más tarde las primeras hermanas pronunciaron los votos perpetuos y Ana tomó el nombre de María Eugenia de Jesús. La fundación empezó a recibir vocaciones y pudo abrir casas en Francia. Fue reconocida por el vaticano en 1888 y la fundadora fue su superiora hasta su muerte en Auteuil, cerca de París en 1898. Canonizada en 2007 por el papa Benedicto XVI.

1. Conmemoración de los santos Gayo y Alexandre, mártires, que durante la persecución de los emperadores Marco Antonio y Luci Vero fueron coronados con un glorioso martirio. En Apamea, junto al Meandro, en Frígia (después de 171).

2. Conmemoración de san Víctor, mártir. En su festividad, san Agustín escribió para el pueblo un tratado sobre él. En África (fecha incierta).

3. Conmemoración de san Macario, obispo de Jerusalén, que con sus exhortaciones consiguió que el emperador Constantino el Grande y su madre, santa Helena, restauraran y enriquecieran los Santos Lugares con basílicas (325).

4. San Simplicio, papa, quien, mientras los bárbaros devastaban Italia y la Urbe, confirmó a los afligidos y fortaleció la unidad y la fe de la Iglesia. En Roma, en la basílica de San Pedro (483).

5. San Droctovaeus, abad, a quien su maestro san Germán de Autun puso de propósito en un cenobio de monjes establecido en esta ciudad. En París, Francia (c. 580).

6. San Atalas, abad, que, amante de la vida cenobítica, se retiró primero al monasterio de Lerins y después a Luxeuil, y más tarde sucedió a san Columbano en ese lugar. Brilló mucho por su celo y discreción. En el monasterio de Bobbio, en Liguria (626).

7. San Juan Ogilvie, presbítero de la Compañía de Jesús y mártir, el cual, desterrado en varios países de Europa, después de dedicar muchos años al estudio de la teología fue ordenado sacerdote y volvió a escondidas a su patria, donde se entregó diligentemente al cuidado pastoral de sus conciudadanos, hasta que, encarcelado y condenado a muerte en tiempos del rey Jaime I, logró en el patíbulo la gloriosa palma del martirio. En Glasgow, Escocia (1615).

8*. Beata Maria Eugenia Milleret de Brou, virgen, fundadora de la Congregación de Hermanas de la Asunción para la educación cristiana de niñas. En París, Francia (1898).

9*. Beato Elías del Socorro (Mateo Elías) Nieves del Castillo, presbítero de la orden de los Hermanos de San Agustín y mártir, que en el furor de la persecución, hecho prisionero para ejercer ocultamente el ministerio, fue fusilado por odio al sacerdocio. Cerca de la ciudad de Cortazar, México (1928).

► “Cuando en marzo truena, la almendra es buena”.