1 DE SEPTIEMBRE
San Licerio, obispo

Licerio era obispo de Couserans, obispado de la región central de los Pirineos (Ariège), hoy desaparecido. Encontramos su firma en el sínodo de Agde del año 506. La devoción al santo se extendió por el sur de Francia y el norte de la Península Ibérica; particularmente en Lleida, heredera del obispado -también desaparecido- de Roda-Barbastro.
Alfonso de Villegas, al hacer notar, en su obra Flos Sanctorum (1583), esta especial devoción leridana por el santo, motivó que, inadvertidamente, el cardenal Baronio (1586), de hacerse pasar Licerio como obispo de Lleida: «En Lleida, en la Hispania Tarragonesa, san Licerio obispo». Que Cataluña profesaba una especial devoción al santo obispo, lo demuestra el refrán popular: «Por san Licerio la lluvia ya está aquí»: según la tradición este día siempre llueve.
También celebramos la fiesta del beato Josep Samsó i Elias, sacerdote y mártir
Hijo de Castellbisbal (Barcelona), fue ordenado sacerdote en 1910. Será responsable de algunas parroquias (Argentona, Mediona, Mataró), dedicándose al cuidado de los catequistas, la formación de la juventud y la dirección espiritual de las personas. En julio del 1936, se refugia unos días en casa de Ximenes, pero huye para no comprometer la familia. En la estación de Mataró una mujer que él mismo había socorrido materialmente, lo reconoce.
Después de unos días en prisión, confortando sus compañeros: «No teman. ¡Yo soy el elegido para el sacrificio!» El 1 de septiembre es fusilado en el cementerio, después de haber perdonado y abrazado los verdugos. Uno del piquete no se dejó abrazar: «Si lo hubiera abrazado, no la hubiera matado». Beatificado el 23 de enero de 2010 en la misma parroquia de Santa María de Mataró en presencia del cardenal Mons. Lluís Martínez Sistach. Memoria en el arzobispado de Barcelona y en el obispado de Sant Feliu.
“Marzo y septiembre son cual hermanos: uno dice adiós al invierno y otro al verano”.