El papa Francisco entrega el palio de arzobispo metropolitano a Monseñor Omella

29 junio, 2016 - 
Església de Barcelona

BARCELONA, 29 de junio de 2016.- “Yo, Juan José, arzobispo de Barcelona, seré siempre fiel y obediente al bienaventurado Pedro Apóstol, en la Santa Iglesia Apostólica de Roma, y a ti, Sumo Pontífice, y a tus legítimos sucesores”. Con estas palabras el arzobispo de Barcelona ha jurado fidelidad al papa Francisco, sucesor de Pedro, en la misa en la solemnidad de san Pedro y san Pablo que se ha celebrado este mediodía en el Vaticano y en la que han sido bendecidos por el papa Francisco los veinte y cinco palios de los nuevos arzobispos de la Iglesia.

Durante el próximo otoño, el distintivo arzobispal será impuesto por el nuncio apostólico, Monseñor Renzo Fratini, en un acto que acogerá la catedral de Barcelona. La fecha de celebración será debidamente anunciada por el Arzobispado de Barcelona. Este ornamento que llevan los arzobispos metropolitanos en los hombros y el cuello, es de tela blanca con cruces de seda negra. Según su forma viene a ser una especie de cinturón (escapulario) como si fuera un cordero en los hombros del “Buen Pastor”. Los palios son hechos con la lana de un cordero que el día de la fiesta de Santa Inés se bendicen tras el pontifical en la iglesia fuore le mura.

Los palios, una vez hechos con la lana de estos corderos, son guardados en una arqueta de plata dorada en la cripta de San Pedro del Vaticano, bajo el altar de la “confesión”. Los corderos y su lana recuerdan la escena evangélica del “Buen Pastor”. Así es necesario que lo sea el arzobispo metropolitano para sus feligreses y aun para los obispos sufragáneos de su provincia.

El papa Francesc ha dispuesto que el palio pueda ser impuesto en las propias iglesias locales, como también no es exclusivo de Roma el lugar de las beatificaciones. En palabras del historiador y archivero del Arzobispado de Barcelona, Dr. Josep Martí Bonet: “Estos pequeños detalles indican que se avanza hacia una Iglesia no tan centralizada en Roma, sino más sinodal, o sea, más participativa y quizás más transparente”.