Encomendados a la Virgen de las Llaves
La Catedral de Barcelona mantiene abierta la capilla de la Inmaculada Concepción de la Virgen María, protectora de Barcelona en tiempo de pandemia
Desde que comenzó el estado de alerta con motivo de la pandemia de la Covid-19, en la Catedral de Barcelona están abiertas las rejas de la capilla de la Inmaculada Concepción de la Virgen María. La razón: encomendar la población de la ciudad y de la archidiócesis a la que ha sido su abogada contra las epidemias durante siglos. Mn. Josep M. Martí i Bonet, canónigo de la Sede y director del Archivo Diocesano nos lo relata de la siguiente manera:
Las llaves de la ciudad
Hace ochenta años que en el claustro de la Catedral de Barcelona, en la parte que corresponde a la calle del Bisbe, había la capilla dedicada a la Virgen María bajo la advocación de la Inmaculada Concepción o Purísima. El Consejo de Ciento acudía en el siglo XVI, según las crónicas, a solicitar ayuda para la ciudad de Barcelona, en caso de guerra, de pasar hambre o si su población menguaba por los estragos de la peste. El día 19 de julio de 1651 el Consejero-jefe y la totalidad del Consejo se dirigieron a la Catedral pidiendo protección para poder vencer la plaga. La petición fue escuchada -según las crónicas-, y por lo tanto se estableció que cada 19 de julio -y después también el 8 de diciembre, durante la fiesta de la Inmaculada- toda Barcelona debía hacer el “voto de pueblo”, y eso quiere decir que la gente no podía trabajar y debía ir a cumplir el precepto de ir a misa, además de asistir a la consiguiente procesión. El Consejero-jefe ofrecía a la Virgen las llaves de todos los portales de la ciudad para que fueran protegidos de aquel mal -conocido como “mal de contagio” o «peste”- o de los enemigos invasores que asediaban las murallas. Cuando la imagen de la Virgen de las Llaves se trasladó al interior del templo, la antigua capilla del claustro se dedica a las víctimas de la persecución religiosa de la Guerra Civil.
Se constituyó también una cofradía de la Inmaculada que preparaba los honores y las grandes fiestas que tenían lugar con motivo del mentado “voto de pueblo”. Esta cofradía tenía, en el número 30 de la calle de Portaferrissa, una casa que era propiedad de la sacristía y cofradía de la Inmaculada Concepción -o Virgen de las Llaves- hasta el año 1714. En la fachada se podía ver una pequeña capilla dedicada a la Inmaculada.
Aún actualmente, cada 19 de julio y cada 8 de diciembre se celebra una fiesta en su capilla de la Catedral, a la cual antiguamente asistían los cofrades vestidos del azul de la Purísima.
Mn. Josep Maria Martí i Bonet
El Papa Francisco, en su visita del pasado 15 de marzo a la antiquísima imagen de María, conocida como Salud del Pueblo Romano, nos invitó a encomendarnos a la Virgen con una bella oración, culminada por la más antigua oración conocida dirigida a la Madre de Dios, el Sub tuum praesidium.
Siguiendo la tradición barcelonesa de encomendarse a la Santísima Virgen, desde la Catedral de Barcelona se quiere poner al alcance de los fieles la oración del Santo Padre y la imagen tan querida de la Inmaculada Concepción de María, la Virgen de las Llaves de las puertas de la ciudad.