Quitar la vida, pero no la fe
El Domingo de Pascua murieron 150 personas en un ataque en la iglesia de Sri Lanka, Pringantha Jayakody explica su testimonio

El Domingo de Pascua fue el día en el que el terrorista suicida de Saint Sebastián, en Sri Lanka, asesinó a 150 feligreses. Levantarte, ir a celebrar la Misa de Resurrección y no volver. 150 vidas. Entre ellas, la vida de la mujer de Pringantha Jayakody. El proceso de aceptación de muerte de un ser querido es un proceso largo.
«Gracias a Dios»
«Mi vecino me dijo que había visto a mi hijo andando. Estaba sangrando, con sangre en toda su ropa. Pero estaba andando», explicaba Jayakody. Un momento en el que aprovechó para dar gracias, tal comenta. «Dije ‘Gracias a Dios’, porque pensé que eso significaba que estaban vivos». Sin embargo, el marido de la víctima pensó, en primera instancia, que su mujer estaba a salvo, de forma que estuvo esperando.
Las heridas del hijo fueron leves, aunque le han dejado marcado. En cuanto a su mujer, al principio creyó que podría estar entre los cientos de heridos, dispersos por los hospitales. Tardó días en aceptar su muerte, semanas en contener las lágrimas y solo mes después pudo contar su experiencia y perdonar a los asesinos por una razón.
«Pese a todo, sigo diciendo que estamos orgullosos de ser católicos. Sin dudarlo. En mi situación, aún puedo decir que estoy orgulloso de ser católico…. Las víctimas dedicaron sus vidas, incluida mi mujer, dedicaron sus vidas a Dios, a nada más», explica Jayakody.
Destrozar vidas, pero no reducir la fe
El padre Shamir era uno de los concelebrantes el día de los hechos. Estaba exactamente junto al altar cuando le sorprendieron la explosión y los gritos de dolor de las víctimas.
«Ha sido una experiencia terrible, muy triste. Para nuestros fieles, después de este ataque, la fe de la gente no ha disminuido, sino que ha salido fortalecida», comenta el sacerdote. Además, añade «ahora vemos a la gente acudiendo a grandes encuentros, a los servicios religiosos, la Santa Misa, para recibir la Comunión. Y pienso que se ha producido un aumento del número de los fieles que vienen y participan en los servicios religiosos».
Las bombas de los terroristas han destrozado vidas y edificios, pero no han logrado reducir la fe. Así lo ha comprobado el equipo internacional de Ayuda a la Iglesia que Sufre que ha visitado Sri Lanka para llevarles el apoyo y la solidaridad de toda la Iglesia. Según la fundación la ayuda inmediata ha sido rápida pero ahora es urgente reforzar la comunidad cristiana con proyectos de largo plazo para que logre recuperarse de este duro golpe.