Mons. Sergi Gordo preside la fiesta del Sinulog, Santo Niño de Cebú, en Barcelona

Esta celebración de la comunidad filipina se integra en la primera jornada diocesana de interacción entre culturas de Barcelona

Fotografías: Ramon Ripoll

La primera jornada interacción entre culturas de Barcelona por la fiesta del Sinulog, Santo Niño de Cebú se celebra a la parroquia de San Agustín con fieles católicos filipinos de las parroquias del Arciprestazgo Rambles-Poble-Sec. Mons. Sergi Gordo, obispo auxiliar de Barcelona, ha presidido la misa, precedida por bailes típicos de Filipinas que han tenido lugar en la plaza de san Agustín.

«Caminar juntos en la diversidad»

La celebración organizada por el Secretariado diocesano de pastoral con migrantes ha servido tal como ha dicho el obispo Sergi Gordo en su homilía «para caminar juntos en la diversidad». Tal como ha expresado esta reunión es «una semilla, un inicio muy bonito que se está preparando con mucha ilusión. Es una propuesta transversal, tan difícil de lograr cuando nos centramos demasiado en nuestros egos», por eso ha citado al papa Francisco en su carta encíclica Fratelli tutti cuando dice que «todos somos hermanos y hermanas. Es más lo que nos une que no lo que nos separa».

La lectura del Evangelio se hizo en diferentes idiomas para tener presentes todas las culturas reunidas y se mostró la figura del niño Jesús de 30 cm en madera policromada que dio lugar a la festividad.

El origen de la fiesta del Sinulog

Mons. Sergi Gordo ha explicado la historia. «El niño Jesús en madera policromada fue regalo que Magallanes hizo a la esposa del rajá en las islas de Cebú el día que se bautizaron, en 1521. Los españoles abandonaron Filipinas, pero 44 años después una expedición a cargo de Legazpi llegó a la isla. Entraron en combate con los nativos. Mientras luchaban, los españoles encontraron una caja de pino, que los nativos habían guardado y que protegían con gran fervor. Con esto, Legazpi creó la confraternidad del Santo niño de Cebú y se constituyó la fiesta del encuentro de la imagen. Entonces, se empezó la construcción de una basílica de bambú y palma de la que sería la primera iglesia de Filipinas elevada por el papa Pablo VI. Hoy celebramos esta fiesta que es un eco de la Navidad».

Finalmente, el obispo Sergi Gordo habló del niño Jesús, pero no como alguien poderoso sino como aquel niño singular exiliado que nació en un establo, no en ningún palacio, que ha vivido la fuga en Egipto, ha vivido lo que es ser migrante. «Jesús pasó por el mundo haciendo el bien, pero por un camino de despojo. Siempre tenemos el yo, pero tenemos que conjugar el nosotros. Somos miembros de un pueblo y el Señor nos salva siempre en comunidad».

¿Te ha interesado este contenido? Suscríbete a nuestro boletín electrónico. Cada semana, la actualidad de la Iglesia diocesana en tu correo.

Te interesará ...