Ordenación de cinco nuevos diáconos de la Iglesia de Barcelona, camino del sacerdocio
Sergio Adán, Alfonso de Alarcón, Santiago Cellier, Pau Manent y Federico Marfil, son los nombres propios de la ordenación diaconal que, a pesar de las restricciones, ha acogido la Sagrada Familia
Fotografías: Ramon Ripoll
Sergio Adán Delgado, Alfonso de Alarcón Santaeularia, Santiago Cellier Ravina, Pau Manent Bistué y Federico Marfil Mur. Estos son los nombres propios de la ordenación diaconal que, a pesar de las restricciones, ha acogido la Sagrada Familia y que ha reunido, cumpliendo todas las medidas de seguridad, a familiares y amigos, curas y diáconos, a los obispos auxiliares y ha presidido el cardenal Omella.
«Es motivo de gozo para mí y para toda la familia diocesana recibir estos hermanos nuestros que desean ser ordenados diáconos para ponerse al servicio de Dios y de la comunidad», ha comenzado la homilía el cardenal Omella que ha querido hablar de san Lorenzo a los nuevos diáconos de la Iglesia. «San Lorenzo, un gran diácono de la Iglesia de Roma en los primeros siglos del cristianismo, igual que los apóstoles y miles de cristianos, sintió en el interior la voz suave y penetrante del Señor: «Ven y sígueme». San Lorenzo se dejó cautivar por Jesucristo, vivió la vida centrado en Él y en su mensaje, y fue testigo de su amor».
«Damos gracias a Dios por la fuerza que nos da para hacernos Eucaristía, pan partido para los hermanos, es decir, servidores de los demás, de los otros, especialmente de los pobres y de los que sufren». Ha pedido el arzobispo de Barcelona.
«Al asumir el celibato hacéis realidad ese don del desposeimiento total de vosotros mismos. El célibe renuncia a un amor de posesión para amar a todos: renuncia a una familia para ser padre y hermano de todos. La raíz, la fuerza, para vivir ese desposeimiento lo encontraréis en la Eucaristía. Amad y centrad vuestra vida en la Eucaristía, raíz y cima de la Iglesia», ha asegurado a los nuevos diáconos.
El cardenal Omella pide la intercesión de san Lorenzo por una mayor sensibilidad social
El arzobispo de Barcelona ha pedido la intercesión de San Lorenzo. «Ojalá que San Lorenzo nos conceda, a todos nosotros, mayor sensibilidad social para avanzar por caminos de una mayor solidaridad. Los pobres no pueden ser mercancía canjeable para ganar prestigio o poder, sino que deben ser hermanos cuyo rostro y cuyo nombre llevemos grabados en nuestros corazones. Ojalá que, entre todos y con la ayuda de Dios y de San Lorenzo, rompamos esa creciente inercia de individualismo, de avaricia, del sálvese quien pueda, que parece extenderse por el mundo y, entre todos, hagamos de nuestros pueblos y ciudades, de nuestras comunidades cristianas, la casa común de todos, donde el pobre se sienta acogido, ayudado y comprendido como en su propia casa».
«Queridos hermanos Sergio, Alfons, Santiago, Pau y Federico, queridos hermanos de esta Iglesia que peregrina en Barcelona: No podemos ser cobardes, no podemos avergonzarnos de ser cristianos, de ser hijos de la Iglesia. No podemos esconder ni tapar la luz del Evangelio ante una cultura intrascendente, de un humanismo recortado, cerrado a Dios, de una cultura de la muerte. No temáis las críticas, los insultos o las persecuciones. Dios está con vosotros y os dará la fuerza necesaria para seguir adelante si confiáis plenamente en Él», ha finalizado el cardenal Omella.
El rito de ordenación diaconal
Las ordenaciones diaconales constan de diferentes ritos y liturgias. Como la liturgia de la palabra, la de la ordenación, también la de la eucaristía. Para llegar al rito de la comunión y finalmente, el rito conclusivo.
Es justamente en la liturgia de la ordenación, cuando los ordenandos se acercaron al arzobispo de Barcelona. Allí le dijeron: “Ya estoy aquí” dónde, seguidamente hicieron una reverencia. El cardenal Omella preguntó al rector del seminario Mn. Salvador Bacardit si eran dignos. Seguidamente, se produjo la respuesta afirmativa de este.
Más tarde, se llegó a la promesa de los escogidos que dio paso a la letanía donde los futuros ordenados, se postraron en el suelo. A continuación, el señor Cardenal les hizo la plegaria de ordenación poniendo sus manos en su cabeza para ordenarlos diáconos.
Revestimiento e inicio del ministerio
Justo después, llegaba el momento de la imposición de la estola cruzada y el revestimiento con la dalmática. Un momento importante para los ya diáconos. Posteriormente, el cardenal Omella les entregó el libro de los ministerios como signo del oficio diaconal, para proclamar el evangelio en las celebraciones litúrgicas. Finalmente, a pesar de no poder llevar a cabo el beso de paz, el arzobispo de Barcelona les ha hecho un sencillo abrazo para sellar la aceptación de los nuevos diáconos como colaboradores suyos. Así, los diáconos presentes saludaron a los nuevos ordenados, acogiéndolos en la orden del diaconado.
Después de la liturgia de la eucaristía y el rito de la comunión, momento en que se iniciaba su ministerio, se dio paso al rito conclusivo. A pesar de que, esta vez sin abrazos y saludos por parte de los compañeros diáconos y sacerdotes, los diáconos pudieron recibir el calor de los presentes en la basílica que los felicitaron por este nuevo peldaño. Un peldaño los acerca a su objetivo, el sacerdocio.
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