Mons. Javier Vilanova ha presidido la Eucaristía por Todos los Santos en el cementerio del Poblenou

El Secretariado de Marginación celebra la fiesta con un recuerdo especial para las personas que han muerto en soledad atendidas por las entidades sociales

Fotografías: Pere Escarrà

Estábamos en tierra sagrada y se notaba en la atmósfera de recogimiento. Unas 200 personas oraron y recordaron a sus seres queridos que habían muerto, en la Eucaristía de la solemnidad de Todos los Santos, que ya hace años se celebra en el cementerio del Poble Nou. La misa estuvo presidida por el obispo auxiliar de Barcelona, ​​Mons. Javier Vilanova. Concelebrando, participaron Mn. Joan Costa, delegado de pastoral social de la diócesis, y Mn. Alberto Parra, el nuevo párroco de la parroquia del Patriarca Abraham, acompañado por el padre Eduardo, recién llegado de México para integrarse en la parroquia.

Hacer visibles los testimonios de luz

Toda la celebración tuvo un recuerdo especial por las personas que han muerto en soledad, lejos de su país y de sus seres queridos, en algunos casos en la calle, atendidos por entidades sociales. Ha sido una iniciativa del Secretariado de Marginación, para hacer visibles testimonios de fortaleza y luz de personas que han muerto en situaciones adversas. Como Cesc, que en el último tramo de su vida fue atendido por la Fundación Acogida y Esperanza, o la emotiva carta que le escribió Pepe a Francisco desde el Centro de Convalecencia Santa Luisa de Marillac, a cargo de las Hijas de la Caridad.

Y también el testimonio de la Fundación Arrels que acompaña a personas que viven y mueren al raso, como Andreas, Ilias, Cornelius, Asad, el cajero donde dormía se llenó de flores, escritos y dibujos de los vecinos del barrio para despedirle.

Gracias

El obispo Javier Vilanova agradeció la gran labor social que realizan tantas entidades en la diócesis de Barcelona. Personas que acompañan a otros hermanos que pasan dificultades en los últimos momentos de la vida. Personas que con su comportamiento ya están construyendo el reino de Dios. En su homilía, invitó a todos los presentes a dejar entrar a Dios en nuestras vidas, y ante la certeza de que nuestro cuerpo no vive para siempre, pedir al Señor que aumente nuestra fe. «El Señor nos invita a vivir en santidad, cuántos santos hemos conocido y ahora recordamos», dijo. También remarcó la importancia de acompañar a los demás en el dolor. «Una familia unida, los lazos de amistad pueden hacer muy bien para superar una pérdida». Mundos. Vilanova animó a todos a no tener miedo a ofrecer testimonio de la experiencia de Dios ante un mundo muy necesitado de esperanza.

Bajo un cielo azul, al final se cantó el Virolai y se repartieron claveles rojos para depositar en el nicho de los seres queridos o en uno que no tuviera ninguna flor.

Fuente: Secretariado de Marginación (Glòria Carrizosa)

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