Mensaje del Papa para la Jornada Mundial del Enfermo 2021

El comunicado se presenta con el lema «Sólo uno es vuestro maestro y todos vosotros sois hermanos (Mt 23,8). La relación de confianza, fundamento del cuidado del enfermo.»

Esta semana, el Papa ha publicado el mensaje con motivo de la 29ª Jornada Mundial del Enfermo,  que tendrá lugar el próximo 11 de febrero. En un contexto donde la actualidad mundial tiene el foco puesto en la pandemia del Covidien-19, llega este mensaje esperanzador. Invita ante todas las cosas a tener cuidado de los enfermos y tener una actitud humilde al servicio de los que sufren. Así, el comunicado se presenta con la consigna: «Sólo uno es vuestro maestro y todos vosotros sois hermanos (Mt 23,8). La relación de confianza, fundamento del cuidado del enfermo. »

Actitud al servicio del otro

Siguiendo el Evangelio, el Papa Francisco hace una crítica a la actitud hipócrita de aquellos que «dicen pero no hacen». Por ello, exhorta a «involucrarse en la historia y las necesidades de nuestros hermanos». En esta línea, propone «detenerse, escuchar, establecer una relación directa y personal con el otro, sentir empatía y conmoción por él o por ella, dejarse involucrar en su sufrimiento hasta llegar a hacerse cargo de él por medio del servicio».

«Precisamente – explica el Papa – esta relación con la persona enferma encuentra una fuente inagotable de motivación y de fuerza en la caridad de Cristo». «l Evangelio lo testimonia muchas veces, mostrando que las curaciones que hacía Jesús nunca son gestos mágicos, sino que siempre son fruto de un encuentro», añade.

Fragilidad que nos acerca a Dios

Ante el sufrimiento que a veces hace que el mismo enfermo se plantee el sentido del «porque» el Papa expone que no debe verse como una «condena». Destaca como «la experiencia de la enfermedad hace que sentimos nuestra propia vulnerabilidad y al mismo tiempo la necesidad innata del otro». Tal como expone, esta fragilidad hace que nos damos a Dios con «sinceridad», sin hipocresías, por lo que nos constata que este sufrimiento que nos puede hacer dudar sobre no es un castigo, sino que nos acerca a Dios.

El rostro de quien sufre

En cuanto a aquellos que sufren esta situación de fragilidad y enfermedad, en el mensaje el Santo Padre destaca que diverso puede ser su rostro. Una enfermedad, presente no sólo en «los enfermos, sino también en los ignorados, excluidos, víctimas de las injusticias sociales a quienes se les niega sus derechos». Entre estos, destaca especialmente en «los ancianos, los débiles y más vulnerables». En plena pandemia, han sido ellos los que han sufrido en primera línea los efectos de la enfermedad y sus consecuencias. Asimismo han sido víctimas de injusticias, ya que no siempre se les ha podido garantizar acceso a los tratamientos, lamenta el Papa. Por ello, hace un llamamiento a los cargos responsables para poner como prioridad la inversión para poder atender a todos los enfermos.

La «multitud silenciosa» que ayuda

Ante los sufrimientos que ha llevado la pandemia, el Papa pone como contrapunto la solidaridad. Una entrega que han protagonizado tantas y tantas personas desde el sector de la salud, desde los voluntariados, en las mismas familias, en la iglesia, etc. «Una multitud silenciosa de hombres y mujeres que han decidido mirar esos rostros, haciéndose cargo de las heridas de los pacientes, que sentían prójimos por el hecho de pertenecer a la misma familia humana.»

El papa Francisco recuerda la importancia de la solidaridad fraterna, «expresada en el servicio y que puede asumir formas diferentes todas ellas orientadas a sostener el hermano». Profundiza e insiste en la proximidad al otro, personal y comunitaria, como «el bálsamo que apoya y consuelo hacia aquel que sufre la enfermedad». Es precisamente esta actitud la que destaca como «expresión del amor de Jesucristo».

Visión global del enfermo

Finalmente, el Papa sella el mensaje exhortando a tener una mirada global del enfermo. Invita a ir más allá, viendo que dando valor a quien sufre la enfermedad es darlo aquellos que los cuidan, como los enfermeros, médicos, voluntarios… Por lo tanto, insta a «Establecer un pacto entre los necesitados de cuidados y los cuidadores; un pacto basado en la confianza y el respeto mutuos […] poner en el centro la dignidad del enfermo, tutelar la profesionalidad de los agentes sanitarios y mantener una buena relación con las familias de los pacientes. Precisamente esta relación con la persona enferma encuentra una fuente inagotable de motivación y de fuerza en la caridad de Cristo », afirma el Papa.

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