La vigilia de ‘Corpus’ vuelve a la Archidiócesis de Barcelona

La Sagrada Familia acoge la Vigilia Eucarística Diocesana del 'Corpus' mientras que los gigantes vuelven a bailar en el patio del Palacio Episcopal de Barcelona

Fotografías: R. Ripoll

La Sagrada Familia ha acogido la adoración de la Vigilia Eucarística Diocesana de Corpus. El cardenal Juan José Omella ha presidido esta adoración acompañado de los obispos auxiliares Mons. Sergi Gordo y Mons. Javier Vilanova. «La vigilia de Corpus nos recuerda la presencia del Señor entre nosotros en la eucaristía» ha afirmado el cardenal  Omella. «La adoración es la percepción de la grandeza, belleza y del conjunto de la bondad de Dios. Es un tipo de naufragio en el océano sin orillas, sin fondo».

Hace falta silencio para adorar

El cardenal Omella ha hablado del silencio como la mejor herramienta de adoración. «Adorar es guardar silencio. Es una palabra que hemos perdido en nuestra sociedad y por eso cuesta adorar.  El silencio dice por sí mismo que la realidad está mucho más allá que toda palabra. En la biblia resuena alta la advertencia “calla ante Él toda la tierra”. Silencio, Dios está aquí, calla». Asimismo, asegura que «adorar es elevar a Dios un himno de silencio. La adoración supone un aspecto de radical humillación, hacerse pequeños, rendirse, someterse. La adoración siempre implica un aspecto de sacrificio. Precisamente así atestigua que Dios es Dios y que nada ni nadie tiene derecho a existir por encima de Él sino gracias a Él. Con la adoración se sacrifica el propio yo, la misma gloria. Adorando a Dios nos liberamos y encontramos la paz».

Gigantes en el Palacio Episcopal

En la vigilia de el Corpus, los gigantes de la Ciudad, del Pi y de Santa María del Mar fueron recibidos en el Palacio Episcopal de Barcelona. Históricamente, el desfile servía para anunciar la procesión de Corpus y se visitaba a las autoridades civiles, militares y religiosas, haciendo un baile en el interior del Palacio Episcopal. Esta tradición se llevó a cabo casi sin interrupción hasta 1979, el último año que se hizo. Este año 2022 se ha recuperado esta tradición.

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