Mons. Aguirre: «En la diócesis de Bangassou nos han robado todo menos la fe»

La Iglesia de Barcelona visita este verano el corazón de la República Centroafricana a través del testimonio del obispo Juan José Aguirre

Durante el mes de agosto, la Iglesia de Barcelona continúa reflexionando sobre la pobreza, uno de los ejes del Plan Pastoral ¡Salgamos! Sin embargo, esta vez, siguiendo el mismo lema que invita a «salir» viaja hasta República Centroafricana. Des de aquí, el obispo de Bangassou, Mons. Juan José Aguirre nos cuenta su testimonio pastoral en este territorio en situación de conflicto y pobreza.

«Hombre de paz»

Juan José Aguirre Muñoz (Córdoba, 5 de junio de 1954), obispo titular de la diócesis de Bangassou desde el año 2000, es un misionero comboniano que lleva más de 40 años en la República Centroafricana luchando por llevar el evangelio a todas aquellas personas que sufren el horror de la guerra y de la pobreza.

«Hombre de paz», como lo definen los que más lo conocen, son incontables las veces que se ha jugado la vida para defender los derechos, la vida y la dignidad del pueblo que le ha sido encomendado. Autor del libro Solo soy la voz de mi pueblo.

El obispo Aguirre siempre define la vida misionera como una moneda de dos caras, donde en la primera cara se encuentra la evangelización y en la segunda se encuentra la promoción humana. En cuanto a la evangelización, las parroquias de la diócesis de Bangassou son muy activas, ya que son muchos los grupos, movimientos y actividades que se realizan.

Pastoral en Bangassou

El motivo principal por el que haya tanta vida parroquial es básicamente porque se saben queridos y protegidos por la Iglesia y por sus sacerdotes. Cuando hay revueltas o ataques de los rebeldes, algunas las fundaciones y organizaciones se van, pero los presbíteros se quedan para cuidar a su gente. Son conscientes que si tienen que morir por su pueblo lo harán sin dudar.

Esto hace que la gente valore y ame la Iglesia, ya que han visto que realmente los sacerdotes dan la vida por sus ovejas. De ahí que la gente sigue yendo a las parroquias, apuntándose a diferentes grupos y movimientos, van a catequesis, se confirman… se saben queridos y protegidos por la fe de unas personas que nunca los abandonarán.

Iglesia sencilla y humilde

La Iglesia que peregrina en Bangassou es una iglesia sencilla y humilde, pero con una fe fuerte que no deja nunca de confiar y creer en un Dios que es Padre y los ama.

Para ellos, la respuesta de Dios a las oraciones por sus sufrimientos son «todas estas personas que vienen de otros países para ayudarnos y consolarnos en nuestra situación», a la vez que afirman que «no perdemos la fe gracias a tener al lado a gente que, a pesar de las desgracias y horrores que les ha tocado vivir, no dejan de ir a la parroquia a rezar y a pedir ayuda. Entre todos nos ayudamos para seguir confiando y creyendo que el Amor acabará triunfando. Seremos católicos hasta la muerte», añade.

 

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