El obispo Vilanova visita el centro de Dit i fet
Dit i fet es un centro que acoge hombres mayores de cincuenta años en riesgo de exclusión social en el barrio de sant Just de Ciutat Vella creado en 1988

El obispo auxiliar de Barcelona, Mons. Javier Vilanova ha visitado el centro Dit i fet de la Delegación diocesana de pastoral social y caritativa. El encuentro se enmarca en las tomas de contacto que el obispo está llevando a cabo para conocer de primera mano las entidades sociales de Iglesia de la archidiócesis.
El obispo Javier ha señalado que «poder sentirse en casa genera una sensación de paz y gozo que se encomienda a todos aquellos con quienes tenemos relación». Por eso desde Dit i fet señalan que «es una casa abierta, que participa en las actividades del barrio, que recibe también la colaboración de los vecinos en forma de recursos, voluntariado, que acoge temporalmente a personas para ayudarlas en una encrucijada». El centro también está colaborando en red con otras entidades del barrio y extendiendo vínculos de solidaridad.
Secuelas de la pandemia
La situación de pandemia hizo que la casa tuviera que cerrar sus servicios para proteger la salud de los hombres que residían. La casa de Dit i fet sufrió un brote que provocó cinco contagios asintomáticos, pero uno de sus miembros, que era el decano de la casa, murió. «Hemos hecho experiencia de cómo solo con el apoyo mutuo podemos afrontar las situaciones difíciles» aseguran desde el centro. «La presencia del obispo Vilanova nos alienta a seguir adelante en nuestra tarea de contribuir a que la vida de todos sea más digna y más llena, tal como Jesús nos enseñó» han explicado.
Conoce Dit i fet
Dit i fet es un centro que acoge hombres mayores de cincuenta años en riesgo de exclusión social en el barrio de sant Just de Ciutat Vella, creado en 1988 por el P. Paco Garcia Fillat. La casa se caracteriza por la autogestión y la participación. Los hombres acogidos por el centro forman una comunidad que, con la ayuda mutua y la implicación de todos, siguen adelante y dan la mano a sus compañeros y a los vecinos y vecinas más desfavorecidos del barrio con un ropero popular y un comedor. Cuando estas personas emprenden la marcha de la casa, tienen el apoyo de una coordinadora que trabaja en el centro, aunque la estancia en la casa es ilimitada. La intuición de fondo significa que cuando las necesidades básicas están cubiertas y la persona asume tareas concretas de forma activa, esto genera procesos de dignificación y crecimiento que revierten en el mismo entorno.