El cardenal Omella en la Misa Crismal pide a los sacerdotes que sean testigos de la alegría
El arzobispo de Barcelona bendice los santos óleos de los enfermos, de los catecúmenos y el santo Crisma en una Catedral llena de presbíteros que han renovado sus promesas sacerdotales
Fotografías: Guillem F. Gel
Martes Santo es un día especial para todos los presbíteros de la diócesis. La Catedral de Barcelona se ha vestido de blanco para celebrar la tradicional Misa Crismal. Las tres ánforas han presidido primero el coro y después el altar con los santos óleos: el de los enfermos, el de los catecúmenos y el santo Crisma. Este 2022 se ha vuelto a la casi normalidad: con mascarillas pero ya sin distancia, los presbíteros han renovado las promesas sacerdotales ante el cardenal Juan José Omella que les ha pedido ser testigos de la alegría: «Dios nos ha ungido con el óleo de la alegría! Alegría que nos penetra, nos configura y nos fortalece. La alegría, por lo tanto, tiene que ser como nuestro ADN».
Ungidos por «el óleo de la alegría»
En su homilía, el cardenal Omella ha asegurado que «hemos sido ungidos para esto, para anunciar la alegría del Evangelio, para ser testigos de la alegría. La alegría que nace de saber que Cristo está vivo, que ha vencido el pecado y la muerte y que con Él triunfaremos y viviremos por siempre jamás. Somos ungidos para llevar la Buena Noticia del Señor a nuestro mundo convulso. Pero no olvidamos que Dios ama este mundo y ha dado su vida por él».
Ha finalizado orando para qué «ahora, cuando renovamos nuestras promesas sacerdotales, la alegría inunde nuevamente nuestros corazones, esta alegría que nos impulsó con gran entusiasmo al ministerio presbiteral. Que el cansancio, la rutina y el desánimo se alejen de nuestros corazones a fin de que continuamos siendo testigos gozosos del Amor de Dios en medio de las comunidades cristianas y del mundo».
Bendición de los santos óleos
Seguidamente, los diáconos han trasladado los ánforas de los óleos sobre el altar. El cardenal ha bendecido el aceite de los enfermos y después de comulgar, el de los catecúmenos y ha consagrado el santo Crisma el aceite perfumado que ungirá a los bautizados, confirmados y ordenados de este año.
Finalmente, los ánforas de los santos óleos se han llevado al claustro. Allí el cardenal ha felicitado la Pascua y todos los sacerdotes han hecho cola para recoger los santos óleos y llevarlos a sus parroquias donde se renovarán por este año. En el posterior almuerzo llevado a cabo en el Seminario Conciliar de Barcelona se ha obsequiado con un libro a los presbíteros que han celebrado las bodas de plata y de oro.