Después de 132 años, las Carmelitas Misioneras dejan Badalona

Las cinco religiosas que convivían en esta comunidad se distribuirán en otras casas de la congregación

Juana, Rosa, Nati, Mercedes y Maria. Esta comunidad de cinco religiosas Carmelitas Misioneras se despiden de la ciudad de Badalona cerrando su piso en la calle Coll i Pujol, en el popular barrio del Sant Crist, después de una presencia continuada en la ciudad desde 1890. Las Carmelitas Misioneras han podido participar en varias eucaristías de despedida a los Padres Carmelitas y, la última, el pasado 25 de septiembre en la parroquia Virgen de Montserrat, donde colaboraban. Allí han podido recibir el calor y el agradecimiento de amigos, laicos del Carmel Misionero Seglar, feligreses, presbíteros, voluntarios…
«Todo tiene su momento bajo el sol y ahora es un momento de reducción de fuerzas, por la vida religiosa en general y por nosotros. Quisiéramos continuar en el barrio, pero la falta de relevo y las limitaciones que van surgiendo en el día a día nos hacen dar este paso, doloroso pero necesario», explica la hermana más joven de la comunidad, Maria Rallo Amat. Cada religiosa irá destinada a una comunidad diferente, «donde podremos seguir amando a Dios y al prójimo. Allí reforzaremos estas otras presencias de las comunidades a las que el Señor nos envía. ¡Somos carmelitas misioneras allá donde estamos!», continúa la hermana María.

Recorrido y servicio en Badalona

Las Carmelitas Misioneras marchan de manera discreta tal y como llegaron, el 21 de abril de 1890, para hacerse cargo de la obra social de la formación de los hijos de los trabajadores de la fábrica Can Canyelles en la escuela conocida como “Asilo San José”, fundada por el empresario Josep Valls e Ibern, hasta su clausura en 1974. A partir de los años cuarenta del siglo pasado, también estuvieron sirviendo como enfermeras en la antigua Clínica del Carme y en el Hospital municipal de Santa María y San José (hoy Hospital de Badalona).
En septiembre de 1972, a petición de Mn. Narcís Puig, párroco de la nueva parroquia de Nuestra Señora de Montserrat, se fundó la comunidad de religiosas Virgen de Montserrat, en el barrio del Sant Crist (primero en la C/ Buenos Aires y, finalmente, en la C/ Coll y Colina). «Había muchas calles sin asfaltar, con fuertes pendientes y sin demasiado orden urbanístico, pero lleno de personas amables venidas de todos los rincones de la península, principalmente de Andalucía y Murcia. Personas emigrantes trabajadoras, sin cohesión social», recuerda la hermana M. Carmen Parra, miembro de esa comunidad originaria.

Estima de los badaloneses a las hermanas

Los mayores vecinos recuerdan a la hermana Nati, que ejerció de asistente social ayudando a muchos vecinos en los trámites burocráticos y ayudas que les correspondían. O la hermana Begoña que daba clases en una de las academias del barrio y coordinó durante muchos años la catequesis con los niños. «Llevamos 50 años en el barrio, sobre todo en la parroquia, pero también en la atención social y sanitaria. Las hermanas han hecho algo de todo: poner inyecciones, arreglar los papeles de los que venían de otras regiones, visitar enfermos, hacer catequesis, refuerzo escolar y clases de castellano para adultos… Es un barrio con mucha vida y, por tanto, también bastantes necesitados», detalla la hermana María.
El carisma de las Carmelitas Misioneras, fundado por el carmelita descalzo beato Francisco Palau, está muy cercano también al espíritu de santa Teresa de Jesús.
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