Descubre la Fundación La Viña a través de uno de sus voluntarios
El último testimonio en el marco del Eje de los Pobres del Plan Pastoral Diocesano «¡Salgamos!» nos explica el proyecto nacido entre las tres parroquias de los barrios de Bellvitge y Gornal

El último testimonio en el marco del Eje de los Pobres del Plan Pastoral Diocesano ¡Salgamos! es Kiko Segura, un voluntario de la Fundación La Vinya, creada en 2008 entre las tres parroquias de los barrios de Bellvitge y Gornal para llevar a cabo la acción social en los dos barrios de l’Hospitalet de Llobregat. «Tenemos tres grandes proyectos: el primero es la ayuda fraterna donde a través del banco de alimentos y de los pequeños equipos de calle acompañamos a las personas que viven en la calle; en segundo lugar tenemos la infancia, hay dos esplais que ayudan también a los niños de nuestros barrios y los casales de verano; y finalmente los adultos y la gente mayor donde hay programas de alfabetización, de informática, diferentes servicios y también visitas a enfermos de diferentes colectivos que responden a estas necesidades» ha explicado Segura.
Conoce la Fundación La Viña
La fundación nació para acompañar a las personas más vulnerables «les ofrecemos nuestro tiempo, nuestra conversación, una conversación donde se sientan como las personas dignas que son, como hijos de Dios, es un diálogo de tú a tú al mismo nivel. Además intentamos cubrir sus necesidades como comida, higiene, solucionar temas de papeles, ropa, medicamentos», ha añadido el voluntario que ha remarcado que hay colectivos con una situación más precaria como son las mujeres, los migrantes y las personas que tienen trastornos mentales. «A estas personas se las tiene que acompañar de una manera especial» ha asegurado.
«Conseguir que ninguna persona viva en la calle»
«El objetivo final de este grupo es conseguir que ninguna persona viva en la calle» afirma Kiko Segura. Durante el tiempo que llevan en activo han acompañado a 25 personas de las cuales 5 ya no duermen en la calle, «este es uno de los grandes éxitos de esta acción» exclama el voluntario de la Fundación La Viña, a pesar de que remarca que no han dejado de acompañar a estas cinco personas para que no tengan que volver a vivir una situación tan dura.
Las oportunidades de la Iglesia
«Una de las grandes oportunidades de la Iglesia como tal y con su representatividad sería que crearan más pequeños equipos de calle como el que hemos empezado aquí y que se pudieran dar respuestas a esta parte de nuestra sociedad que es la que vive en situaciones más precarias y sobre todo la que vive en la calle porque son personas que están más allá de la pobreza», ha pedido Kiko Segura que explica que este voluntariado «es para mí una gran oportunidad para vivir el Evangelio, para dar visibilidad y realidad al compromiso por los más pobres. Cuesta ir a dormir un día de lluvia y frío sabiendo que aquellas personas lo pasarán mal, pero por otro lado te dan momentos gratificantes magníficos que compensan con creces el compromiso que haces».