Celebración diocesana de la VI Jornada Mundial por los pobres
Más de un centenar de personas se suman a la marcha conjunta en el centro de Barcelona con el lema "Abramos caminos de esperanza"
Fotografías: Ramon Ripoll
El sábado 12 de noviembre, con motivo de la VI Jornada Mundial de los Pobres convocada por el Papa Francisco, alrededor de un centenar de personas realizaron una marcha de la parroquia Santa Ana hasta la de San Agustín. Una concentración que llevaba como consigna, encabezando la comitiva: «Abramos caminos de esperanza». Participaron el obispo auxiliar de Barcelona, Mons. Javier Vilanova y el director del Secretariado de la Pastoral Social, Mn. Juan Costa.
El punto de encuentro fue el Hospital de Campaña Santa Anna, donde previamente se citó a las personas sin hogar para una comida popular y para disfrutar de un espectáculo teatralizado con la colaboración de las Hermanitas del Cordero. A continuación, a las 16:30 h, llegaron miembros de distintas entidades sociales de iglesia, para participar de la caminata conjunta.
«Abramos caminos de esperanza»
Cáritas Barcelona, Santa Luisa Marillach, Servicios Sociales San Juan de Dios o el Lugar de la Mujer, son algunas de las entidades que caminaron hasta San Agustín, acompañadas del obispo auxiliar de Barcelona, Mons. Javier Vilanova que encabezaba la marcha sujetando la pancarta con otros participantes.
El mensaje «Abrimos caminos de esperanza» recorrió la Rambla hasta abajo, dirección hacia la c/ Hospital, y de éste hasta la plaza Sant Agustí. En la plaza, les esperaba un grupo numeroso entre los que estaban las hermanas Calcuta. Todos motivados por participar y por continuar con la oración en el interior del templo.
Además de la oración, el acto contó con la intervención de varios testigos de entidades sociales de Iglesia. Cada uno de ellos plasmó en un mural uno de los valores que acompaña a la tarea que desarrollan, y por cada uno de ellos una vela encendida.
Pobreza y discernimiento
Entre los interventores, habló la psicóloga y religiosa de Jesús María Maite Valls, sobre el discernimiento ligado a la pobreza. En su intervención, invitó a los presentes a «dejar que el amor de Dios despliegue dentro de nosotros y dejarnos hacer por él». Según expuso, «el discernimiento hace referencia al arte de conectar y movernos hacia lo que sentimos que Dios nos dice (…) Poder descubrir esa cosa buena que nos dice y decantarnos para ella», dijo la religiosa.
Advirtió que «si el foco y la mirada están descentradas y sólo ponemos el foco en el propio yo, no podremos conectar con el sueño de Dios sobre mí sino con mis deseos». Finalmente, remarcó cómo el «discernimiento implica esta sensibilidad marcada por la pobreza, para escuchar el paso de Dios a nuestra vida», que anima a seguirle y amarle a Él ya los demás.
Las tres riquezas
Tras las intervenciones, el obispo Javier agradeció la participación de todos y les dio la bienvenida. Éste destacó tres riquezas, que con motivo de esta Jornada hay que tener presentes como cristianos. En primer lugar, «el amor de Dios para todos y todas». Citando a Santa Teresa de Calcuta, recordó: «sin Dios somos demasiado pobres para poder ayudar a los vulnerables». En segundo lugar, la riqueza de los pobres, quienes nos enseñan una nueva visión del mundo y la sociedad y lo esencial. Por último, subrayando el sentido del Sínodo, recordó que «todos somos parte de la Iglesia que debe actuar en comunión, siendo semilla de la Iglesia en el mundo».
En la despedida se entregó un punto de libro a todos los asistentes donde estaba escrito la pregunta:
«Y tú, ¿cómo te implicarás para transformar la realidad que te rodea?».