Celebración del Miércoles de Ceniza en la Catedral de Barcelona

Alrededor de doscientas personas asisten a la misa conventual de Catedral para recibir la imposición de la ceniza e iniciar así la Cuaresma

Fotografías: Catedral de Barcelona
Alrededor de unas doscientas personas han asistido este Miércoles de Ceniza a la misa conventual en la Catedral de Barcelona, en la que se ha realizado el ritual de la imposición de la ceniza. Durante la jornada, muchos fieles asistieron a las misas de la Catedral, repartidas en las distintas franjas horarias para recibir ese signo de renovación que marca el inicio de la Cuaresma. «Un período de cuarenta días para la preparación de la Pascua», recordó el decano de la Catedral, Mn. Josep Ramon Pérez en la misa conventual. Éste fue el encargado de presidir la misa, concelebrada con algunos de los miembros del Capítulo de canónigos.

Limosna y ayuno

«La Cuaresma es un tiempo fuerte y relevante del tiempo litúrgico, – exponía el decano de la Catedral durante la homilía-. «Un tiempo intensivo de catecumenado i de arrepentimiento de los pecados, de oración, de revisión de vida y de receso».
Mn. Josep Ramon, destacó los tres factores imprescindibles durante este período: la limosna, el ayuno y la oración. Respecto a la limosna, subrayó no sólo el rasgo económico, sino sobre todo, desde la misma persona, «compartir nuestro tiempo, nuestras cualidades, nuestro pierdo, etc». Del segundo aspecto, vivir un ayuno como «signo de autocontrol». «Aprender a dejar de lado lo superfluo, para vaciarnos y prescindir de cosas para llenarnos más de Dios».

Oración

En cuanto al objetivo principal se refirió a la oración, renovando así nuestro corazón. «¡Cómo nos cuesta ver la presencia de Dios que nos pide que renovamos nuestro corazón!», alertaba el decano. «No podemos volver auténticamente a Dios si no es desde el corazón. Dios llama a nuestro corazón, nuestro yo más interno» . Expuso la importancia de aprovechar el tiempo cuaresmal para volver al interior y descubrir «la llamada de Dios a la entrega y al compromiso». Sólo así podemos volver a la propia vocación cristiana en todas sus dimensiones», dijo. En este sentido, invitó a «abrir el espíritu a Dios y comprender la gravedad del pecado. Volver a la dimensión interior de nuestro espíritu”.

«Pongámonos en camino»

Citando el mensaje del Papa Francisco por Cuaresma, el decano invitó a los fieles a «ponerse en camino sinodalmente con el pueblo de Dios», en esta experiencia de «superación y renovación», distanciándonos de «las banalidades y mediocridad» para reflexionar y abrirnos a Dios.
Tras la homilía, se procedió al ritual de la imposición de la ceniza. Tal y como dijo el decano, un símbolo para que «Él nos renueve y cambie nuestro corazón».
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