Card. Omella: «Dios está en casa contigo y sufre con nosotros el dolor hasta la misma muerte»
El Cardenal preside en la Catedral la celebración del Domingo de Ramos seguida en directo por los fieles desde casa

Fotografías: Agustí Codinach
Ramas de olivo y de laurel, palmas y palmones adornando la plaza de la Catedral para celebrar uno de los domingos más esperados del año… Así se dibujaba cada año la bonita estampa del Domingo de Ramos. Este año sin embargo, la ruidosa sacudida de los ramos de años anteriores contrastó con el silencio abrumador de las calles vacías del gótico, y de la ausencia de los fieles en la plaza de la Catedral. Debido a la situación de pandemia y a las restricciones, este 2020 los fieles vivieron la entrada de la Semana Santa desde sus casas. Algunos con las palmas se conectaron a internet y otros en Radio Estel. Muchos de ellos con el ramo en mano, sentados en la sala de estar, siguieron la festividad que se reprodujo por streaming desde la Catedral de Barcelona.

Humildad compartida
Durante la homilía, el arzobispo Juan José Omella se dirigió especialmente a los fieles que están en el hospital, en casa, en las residencias de ancianos, y todos aquellos que día a día se levantan para ir a realizar los servicios esenciales como los médicos, los policías … Destacó que, a pesar de la «frialdad» de la situación, «es una manera de entrar en la pasión de Cristo, en la Semana Santa de una manera realista, tal como la vivió Cristo, que «entró en una pasión dura». Omella destacó la humildad de Jesús, en el momento de entrar en Jerusalén. En silencio ante las alabanzas. «Una humildad como la que en este Domingo de Ramos, los fieles están viviendo recluidos en casa».
«Nosotros también tenemos que aprender a vivir con esta humildad de Jesús», dijo Omella. «Aprender a vivir con esta humildad – insistía el cardenal- nos ayudará a situarnos de una alttra manera en la familia, el trabajo y en medio la sociedad.
El silencio misericordioso
Ante la situación de pandemia, Omella animó a mostrar una «reacción de solidaridad en el sentido humano y espiritual». Aseguró que Dios permanece al lado de todos aquellos que sufren los hospitales, en las residencias y al igual que estuvo junto a Jesús cuando era crucificado.
El Cardenal invitó a vivir el silencio humilde. El silencio de Jesús ante las provocaciones de camino hacia la cruz. «La respuesta de Jesús es el silencio, – decía Omella- que es respecto a quien el desprecia, comprensión de su ceguera». Un silencio, como el de Dios cuando le pregunta: «Dios mío! Porque me has abandonado ?. Y Dios se mantiene en silencio «, continuaba el arzobispo de Barcelona. Llevándolo a la situación de emergencia que se está viviendo, Omella recordó que Dios permanece en silencio, pero está a nuestro lado. «Sólo escuchando en profundidad este silencio de Dios descubriremos algo de su misterio».
Un Dios que padece la misma cruz
El Cardenal aseguró que «hoy Dios está en las clínicas, en las residencias de ancianos, y en las viviendas de tantos ancianos y enfermos que sufren y mueren». «Está contigo en casa, en tu hospital … Dios también sufre y muere en el silencio de nuestros hermanos». Animó a todos a ponerse en manos de este Dios «callado, impotente y humilde, que sufre con nosotros el dolor y la oscuridad hasta la misma muerte».
«El hecho de que el mismo Jesús haya vivido la cruz que sufren los crucificados de estos días, da consuelo a las víctimas y pone esperanza en aquellas personas que no ven futuro». «No, Señor. No bajes de la cruz, porque si no te sentimos crucificado a nuestro lado los hospitales nos veremos más perdidos. Contigo sentimos paz y consuelo «, dijo Omella.