17 DE JULIO
Teresa de San Agustín y las mártires de Compiègne

A partir del 1792, con la ejecución de los reyes, la Revolución francesa entró en una fase radical de gran violencia, el llamado Terror. Las ejecuciones de personas o grupos sospechosos de antirrevolucionarios crecieron hasta el extremo. En este clima muchos religiosos terminaron muriendo en la guillotina. El Carmelo Descalzo de Compiègne hacía tiempo que vivía amenazado por los acontecimientos políticos y las religiosas habían tenido que dejar el convento para pasar a vivir en casas de conocidos.
En julio de 1794 las autoridades arrestaron toda la comunidad, 16 religiosas, las juzgaron y condenaron a muerte por «fanáticas y sediciosas». Durante el tiempo que estuvieron prisioneras, la priora, Teresa de San Agustín, las consoló todas como buena madre espiritual. Más tarde, cuando las llevaban hacia la guillotina, se puso al frente del grupo. Ella y sus hermanas murieron sin proferir ninguna palabra de odio, sino cantando alabanzas a Dios.
- En Cartago, nacimiento en el cielo de los mártires escilitanos Esperato, Narzalis, Citino, Veturio, Félix, Aquilino, Letancio, Genaria, Generosa, Vestina, Donata y Secunda. Por orden del procónsul Sadurní y por haber confesado a Cristo, fueron encarcelados. Al día siguiente los clavaron en un palo. Por último, como se mantenían firmes en su fe en Cristo y se negaban a rendir culto al emperador como si fuera un ser divino, fueron condenados a la pena capital. Entonces, arrodillados en el lugar donde debían ser ejecutados, dieron gracias a Dios y fueron decapitados (180).
- San Jacinto, mártir. En Amastri, en Paflagonia (~ s. III).
- Santas Justina y Rufina, vírgenes. Detenidas por el prefecto Diogeniano, tras ser sometidas a terribles tormentos fueron encerradas en una cárcel, donde pasaron hambre y sufrieron torturas. Justa exhaló su espíritu encarcelada y Rufina, por seguir proclamando su fe en el Señor, fue decapitada. En Sevilla, ciudad de la provincia hispánica de la Bética (~ 287).
- Santa Marcelina, virgen, hermana del obispo san Ambrosio, a la que el papa Liberio impuso el velo de consagrada en la basílica romana de San Pedro, en la fiesta de la Epifanía del Señor. En Milán, ciudad de Liguria (s. IV ej.).
- Se celebra con el nombre de Alejo un hombre de Dios que, como explica la tradición, dejó su opulenta casa para vivir como un pobre mendigo pidiendo limosna. En Roma, en la basílica situada en el Aventino (s. IV).
- San Teodosio, obispo. En Auxerre, en la Galia Celta (s. VI).
- San Enodio, obispo. Compuso himnos en honor de los santos y de sus lugares de culto, y repartió generosamente sus bienes. En Pavía, ciudad de Liguria (521).
- San Fredegand, monje. Al parecer era de Irlanda. Colaboró con san Foilán y otros misioneros itinerantes. En Deume, cerca de Amberes, de Brabante, en Australia (s. VIII).
- San Kenelmo, príncipe de esta región, mártir según la tradición. En el monasterio de Winchelcumbe, de Mercie, Inglaterra (~ 812).
- San León IV, papa, protector de la ciudad y defensor del primate de Pedro. En Roma, en la basílica de San Pedro (855).
- San Colomano, irlandés. Cuando se dirigía como peregrino en nombre de Dios a Tierra Santa, le confundieron con un enemigo que estaba explorando el terreno, por lo que lo colgaron de un árbol. De esta forma, llegó a la Jerusalén celestial. En Stockerau, cerca de Viena, en Baviera (ahora Austria) (1012).
- Santos Gerardo, o Andrés, y Benito, ermitaños. Venidos de Polonia a Hungría a petición del rey san Esteban, llevaron en la soledad del monte Zabor una vida eremítica durísima. En Nitra, a orillas del río Waag, en los Cárpatos (1031/1034).
- Santa Eduviges, reina. Nacida en Hungría, heredó el reino de Polonia y se casó con Jagelló, gran señor de Lituania, que recibió en el bautismo el nombre de Ladislau, y con quien implantó la fe católica en ese territorio de Lituania. En Cracovia, ciudad de Polonia (1399).
- Beatas Teresa de San Agustín (María Magdalena Claudina) Lindoine y quince compañeras, vírgenes del Carmelo de Compiègne y mártires. Durante la Revolución Francesa se mantuvieron fieles a la observancia monástica y frente al patíbulo renovaron las promesas bautismales y los votos religiosos. En París, capital de Francia (1791).
- San Pedro Liu Ziyu, mártir. Durante la persecución desatada por el movimiento de los Yihétuán, sin hacer caso a los amigos que le aconsejaban apostatar, permaneció firme en la fe cristiana ante el mandarín, por lo que fue traspasado con espada. En Zhujiaxiezhuang, pueblo cercano a Shenxian, en la provincia china de Hebei (1900).
- Beato Pablo Gojdich, obispo y mártir. Era pastor de la eparquía de Presov. Durante el régimen contrario a Dios fue encarcelado. Sufrió todo tipo de pruebas, por lo que, tratado atrozmente pero manteniendo la palabra de Cristo en una confesión constante, pasó a la vida gloriosa. En Leopoldvara, Eslovaquia (1960).
De la Virgen de julio a la Virgen de agosto, la sardina está en sazón