Invitación a leer el Evangelio según san Marcos

En un amplio mercado de posibilidades, la vivencia religiosa no es una excepción. Muchos son los relatos que llegan a nuestros dispositivos y poco el tiempo que tenemos para leerlos críticamente. Si a ello le sumamos la situación sanitaria actual, resulta que nos sentimos débiles y pobres. Precisamente en esta situación de debilidad y pobreza es cuando mejor se puede plantear una propuesta diferente, antigua y nueva a la vez para seguir esperanzados. Me refiero a los Evangelios. Muchas veces en nuestra sociedad caemos en el estribillo de que la Iglesia y su mensaje es algo antiguo, obsoleto, desconectado de la realidad. Hoy queremos demostrar que no es así: que la Iglesia vive al lado de cada persona de nuestro tiempo y que el Evangelio, en cuanto a mensaje vivo sobre Jesucristo, es la respuesta necesaria a las urgencias de hoy en día. Si dejamos que el Evangelio nos inspire diariamente, descubriremos que Dios está cerca de nosotros y que nos quiere iluminar en la oscuridad. Su Palabra es la luz que ilumina nuestros pasos.
El Evangelio de Marcos es y pretende ser un instrumento imprescindible en este cambio de hoja de ruta que ha provocado la pandemia en nuestra sociedad occidental, posmoderna y poscristiana. El Evangelio de Marcos, históricamente el relato cualificado más antiguo de la vida y misión de Cristo, nos brinda la oportunidad de redescubrir las raíces del cristianismo y nos ayuda a dar respuesta a las urgencias de nuestro tiempo. Por ello, nos hacemos dos preguntas: ¿Qué nos ofrece el Evangelio de Marcos y qué puede aportar a nuestra vida? ¿Por qué nos fundamentamos todavía en un texto tan antiguo en un tiempo tan moderno?
¿Qué nos ofrece y qué puede aportar a nuestra vida? El Evangelio de Marcos nos ofrece una mirada alternativa y revolucionaria de la realidad. El evangelista nos invita a mirar la realidad desde la fe. Nos anima a encontrar a Dios en nuestra vida de cada día. Marcos quiere narrarnos la vida de Jesús teniendo en cuenta tanto los hechos históricos como las verdades de la fe. Quiere comunicarnos que Jesús de Nazaret, con sus gestos y sus palabras y, sobre todo, con su sacrificio personal y solidario en la cruz, era alguien más que un profeta de un minúsculo punto geográfico de un Imperio que ya pasó. Jesús es el Hijo de Dios. Además, el Evangelio de Marcos nos va a ofrecer un estilo de vida marcado por dos ejes fundamentales: el corazón y las obras, lo interior y lo exterior. La vida de Cristo es, para el lector que quiere transformar su vida, no solo una inspiración, sino también un modelo. Cristo es la brújula cierta y segura de salvación eterna y de esperanza en la tierra. Comprender y seguir esa brújula requiere que pongamos mucha atención, si no, no veremos claramente hacia donde tenemos que dirigirnos. Pongamos que estamos desorientados, desbordados por una fatalidad. Podemos sentirnos como las primeras discípulas de Jesús cuando fueron al sepulcro. Estaban tristes y desesperadas porque no podían mover la piedra del sepulcro para ungir a Jesús (Mc 16,3). Sin embargo, nunca dejaron de hacer lo que podían hacer por su Maestro. No perdieron la esperanza porque tenían fe. Y fue precisamente en esa situación cuando Cristo resucitado se hizo presente. Marcos nos muestra que en situaciones extremas nunca estamos solos.
En la actualidad, estamos sedientos de cambios y de mejoras en todos los aspectos de la vida. Por ello, tenemos grandes expectativas en la sociología, la geopolítica mundial, incluso en los movimientos culturales y sociales… El Evangelio de Marcos nos invita a ir a la raíz de ese deseo y al fundamento del cambio auténtico y duradero. Actualmente todos podemos leer directamente la Biblia en nuestra lengua. Pues bien, este es el reto: leerla, con el espíritu con que fue escrita; con un espíritu de oración y de luz divina.
Cristo inició la aventura del Nuevo Testamento con una invitación sencilla, cuando nos dijo: Cambiad de vida, tened fe en el Evangelio, porque el Reino de Dios está llegando (cf. Mc 1,15). Aceptar esta invitación significa seguir a Jesús en el camino de la cruz, afrontar todas las dificultades.
¿Por qué nos fundamentamos en un texto tan antiguo? El Evangelio de Marcos es la experiencia de la fe de las primeras comunidades cristianas. Es el eco de unos fieles que, como nosotros, vivieron una época de cambio y un cambio de época. Pero, a pesar de ello, los acompañó la presencia viva de Jesucristo. Dos son las grandes marcas de este Evangelio: en primer lugar, que es uno de los intentos más antiguos, si no el que más, de plasmar por escrito, no solo lo esencial de la fe en Dios por Jesucristo, sino también de mostrarnos en la vida cotidiana la grandeza de quien fue el Salvador del mundo; en segundo lugar, y aún más importante, nos quiere comunicar cuál es su palabra, su pensamiento y cuáles son sus actitudes en relación con Dios, su Padre, con el mundo, con la sociedad y con el propio universo interior. Fe, exigencia ética, urgencia misionera, incomprensiones, persecución, muerte y resurrección son los elementos que atraviesan el relato cristiano de Marcos.
Tres son los ejes de la vida de Cristo que en Marcos vamos a encontrar: el inicio y desarrollo feliz de la vida pública de Jesús en Galilea (1,14-8,27); el desarrollo de la misión de Jesús que tiene su punto culminante con la subida a Jerusalén (8,28-13,34) y, finalmente, la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo (14,1-16,8). Todo esto viene precedido y concluido por unas breves palabras que nos ayudan a comprender mejor la singularidad de la vida y la misión de Jesús. Por un lado, nos explica la acción del Espíritu de Dios que marcó toda la vida terrena de Cristo (1,1-13) y, por otro, nos hace ver la necesidad de que los fieles de la Iglesia, a pesar de sus limitaciones y pecados, sigan siendo hoy mediadores y transmisores del mensaje sobre la verdad de Cristo (16,9-20).
Dios habla a través de las palabras antiguas del Evangelio. Jesús, el Hijo de Dios, es el Maestro de la oración y de las experiencias del Espíritu Santo. Si leemos el Evangelio con atención, tendremos la alegría de descubrir que Dios es nuestra esperanza, que la palabra y el testimonio de Cristo nos dan la respuesta última y más clara para nuestro tiempo. Y esta respuesta es tener esperanza en que hay Alguien que nos crea (el Padre), nos salva (Jesucristo) y nos sostiene (el Espíritu Santo), y todo ello con amor. Esta es la clave para salir del atolladero de la crisis, que encontraremos en el Evangelio de Marcos. Feliz, santa y provechosa lectura del Evangelio de Marcos.