Mons. Vilanova Pellisa: «Gracias a los que lucháis para que la esperanza por la vida sea palpable eternamente»
La Basílica de Nuestra Señora de la Merced acoge la celebración con motivo de la Jornada Mundial por la Vida

Este quinto fin de semana de Cuaresma, en la fiesta de la Anunciación, la Basílica de la Merced se ha llenado para celebrar la Eucaristia con motivo de la Jornada por la Vida. El obispo auxiliar de Barcelona, Mons. Javier Vilanova Pellisa fue el encargado de presidir la celebración. Además, entre los asistentes destacaban el párroco de la Merced, el padre mercedario Fermin Delgado que concelebraba, así como el consiliario del Secretariado de la Pastoral Familiar de la archidiócesis, Mn. Santi Aragonés. También estaban los directores del Secretariado, Xavier Padilla y Dolors Perellada.
La celebración contó con la participación de numerosas entidades que cuidan de las personas que sufren a causa de la guerra, el hambre y la violencia y otras que tratan de concienciar ante la importancia de la vida.
Los misterios del rosario se dedicaron a orar por las situaciones que hoy golpean la vida humana, y los leyeron desde madres jóvenes, familias de Ucrania, médicos y personas comprometidas con la defensa y promoción de la cultura de la vida.
Esperanza que no muere
Durante su homilía, el obispo Javier Vilanova se mostró con un tono cercano y familiar con los asistentes conversando incluso con algunas familias. Se alegró por la presencia de los niños y niñas y se dirigió a ellos, contento de poder escuchar su voz.
Agradeció a las entidades que ayudan a las madres a dar a luz ya que sus hijos salgan adelante y a aquellas que cuidan de las víctimas de la guerra, el aborto o la eutanasia. En este sentido, se refirió especialmente a quienes acogen a los refugiados e inmigrantes que vienen de situaciones difíciles, como Ucrania o de tantos otros lugares del mundo donde hay guerra y violencia. «Gracias por aquellos que lucháis para que la esperanza sea palpable eternamente», dijo. También defendió la vida de las personas mayores y destacó la importancia de cuidar por la vida de las personas mayores.
Amor y oración
Ante la miseria de la guerra destacó el amor, como el de «Jesús que llora porque hay amor ante tantas vidas que están en guerra vivimos un siglo aterrador». Pidió «unirse a Jesús para hacer posible lo imposible», como la resurrección de Lázaro. «El secreto es orar en silencio -dijo-, porque la oración cambia el corazón de las personas».
Por último, animó a los presentes a no tener miedo y confiar en la Virgen de la Merced, «Madre de la misericordia, de brazos abiertos, como los de su hijo Jesús, para acoger a los más pequeños y necesitados y defender siempre y en todo momento la vida».