Las Misioneras de la Caridad recuperan la tradicional comida de Navidad
Las hermanas Calcuta vuelven a poner la mesa para la gente de la calle después de dos años parado por la pandemia
Este año, no ha habido ni bolsas de comida para llevar, ni mascarillas. Las largas mesas preparadas para el almuerzo de Navidad han vuelto al Hotel Oriente, dispuestas con todo detalle para ofrecer una buena comida con carne de olla y galets a la gente de a pie. Después de los dos últimos años bajo máxima precaución por la COVID, el cardenal Joan Josep Omella ha podido volver a bendecir el almuerzo en el comedor con todos los comensales invitados por las Misioneras de la Caridad.
«¡Dios se hace hombre por nosotros!»
Antes del almuerzo, el punto de encuentro fue en Sant Agustí, donde tuvo lugar una celebración con el cardenal Joan Josep Omella.
«Dios se hace hombre por nosotros. Lo que celebramos en Navidad es la locura de este Dios amoroso que viene al mundo por nosotros. Este es el Misterio de Navidad, Dios que nace hombre en Jesús», dijo el arzobispo en el momento de la homilía.
El cardenal subrayó como «Dios toma vida en una persona pequeña, humilde, un hombre inocente que será crucificado». «Debemos ir a buscar ese rostro de Dios que nos llama. Este niño de Belén es la estrella que ilumina el rostro de cada ser humano». En este sentido, se refirió al comedor de las hermanas Calcuta que con su dedicación, atención, servicio y amor hacia los más pobres nos recuerdan que Dios está en ellos.
Comida de Navidad entre hermanos
Después de la celebración. donde también se sumaron algunas de las personas de la calle, así como, parte del voluntariado que colabora con el servicio de comida de las hermanas de la caridad, se procedió a la comida. En el Hotel Oriente el cardenal deseó a todos los comensales una feliz y santa Navidad y bendijo la mesa.
La gran organización de los voluntarios se mantuvo a la altura de otros años. Coordinados con las hermanas misioneras de la caridad, fueron distribuyendo los platos en cadena. Alrededor de voluntarios se ofrecieron por la ocasión, llamados por el espíritu de las fiestas. Primero, caldo con galets, y de segundos un plato contundente, al que le han seguido los turrones.
Tras el almuerzo, no podían faltar los villancicos. Voluntarios e invitados han entonado, al ritmo de tambores, panderetas y guitarras, las canciones que recogen ese mensaje de paz y amor.