La archidiócesis de Barcelona vive un atípico Domingo de Ramos marcado por la pandemia
Los templos del Arzobispado han celebrado la llegada de Jesús en Jerusalén en su interior con distancia y mascarilla
Fotografías: Catedral de Barcelona / R. Ripoll
Ramas de olivo y de laurel, Palmas y palmones, distancia y mascarilla. La archidiócesis de Barcelona ha vivido un Domingo de Ramos marcado por las medidas de seguridad. El cardenal Juan José Omella, presidiendo en la catedral de Barcelona y el obispo auxiliar Mons. Javier Vilanova en la basílica de la Sagrada Familia han esparcido el agua bendita en recuerdo de la llegada de Jesús a Jerusalén en el interior de los templos.
Seguidamente, durante la homilía en la catedral de Barcelona el cardenal Omella ha pedido acercarnos con amor a las personas que sufren. «Hay tanta gente que nos representa a Cristo, que es Cristo sufriendo. Tenemos que saber acercarnos con amor, y más en este tiempo de pandemia donde tanta gente a nuestro alrededor sufre; toquemos las llagas de Cristo sufriente hoy en nuestro mundo, tal como nos lo enseña el Evangelio y nos lo recuerda el papa Francisco.»
Bendición de ramos en el interior de las iglesias
A continuación, las personas afortunadas que han podido asistir a las misas solemnes de Domingo de Ramos han sacudido sus ramas de laurel y de olivo, palmas y palmones, ya bendecidos dejando unas imágenes que quedarán en el recuerdo de muchas personas acostumbradas a recibir la bendición en el exterior de las iglesias. Este año muchas de ellas lo han tenido que seguir por streaming y las que han acudido lo han hecho dentro de los templos.
Crecer en la santidad
«Los cristianos en medio de nuestro mundo tenemos que proclamar la esperanza, que no es una idea ni un sentimiento, es Jesucristo. Esta Semana Santa el Señor nos hace un gran regalo, santificar nuestra vida. Quiere hacerte crecer en la santidad, quiere hacerte crecer como cristiano», ha asegurado el obispo Vilanova en la Sagrada Familia.
La segunda Semana Santa en tiempo de pandemia ha comenzado. Después de cuarenta días de Cuaresma, toca celebrar la Pasión de Jesús a través de las pantallas, con distancia y mascarilla.