Palabras del Sr. Cardenal Arzobispo de Barcelona, Dr. Lluís Martínez Sistach, en la conferencia de prensa de la Sala Stampa sobre la presentación de “Il grande mistero”. Vaticano, 16 de mayo de 2015.
Quiero agradecer al Arzobispo Vincenzo Paglia, Presidente del Pontificio Consejo para la Familia, que haya escogido a la Basílica de la Sagrada Familia, de Barcelona, para iniciar el itinerario de una celebración que ha titulado “El gran misterio. El Evangelio de la Familia”. La archidiócesis de Barcelona se siente satisfecha por esta decisión del Pontificio Consejo para la Familia y ofrece el marco bellísimo de la obra suprema del arquitecto Antoni Gaudí.
La basílica de la Sagrada Familia tiene una dimensión universal. Anualmente la visitan más de tres millones de personas procedentes de los cinco continentes y es el icono de Barcelona ya que sus torres campanarios identifican en todo el mundo la ciudad condal. El Papa ha escogido esta basílica para ser templo de oración por los trabajos de los Sínodos de los Obispos sobre la familia, conjuntamente con la basílica de Nazaret y de Loreto.
Además de su belleza singular, la Basílica es riquísima en simbología bíblica, teológica y litúrgica y está dedicada a la Sagrada Familia. La iniciativa del Consejo Pontificio consiste fundamentalmente en presentar el Evangelio de la Familia, coincidiendo con la celebración de las dos Asambleas Sinodales del octubre pasado y del próximo octubre dedicadas a la familia. Se desea con la belleza, con la música y el pensamiento ofrecer la belleza y la trascendencia del misterio de la familia cristiana que consiste en una íntima comunidad de vida y de amor entre los esposos y entre los padres e hijos y los hermanos entre sí, en el seno de una familia más amplia, en el marco de la sociedad y de la Iglesia.
Las grandes virtudes y valores de la familia cristiana son hoy muy necesarios y muy urgentes. No podemos olvidar que el Concilio Vaticano II hablando del matrimonio y de la familia nos dijo que el bien de las personas, de la sociedad y de la Iglesia está estrechamente ligado a la prosperidad de la comunidad conyugal y familiar (cf GS, 47). La humanidad se juega mucho con la familia.
El Papa Benedicto XVI, en su homilía de la Dedicación de la Basílica de la Sagrada Familia, el 7 de noviembre de 2010, dijo que “desde siempre, el hogar formado por Jesús, María y José ha estado considerado como escuela de amor, plegaria y trabajo. Los patrocinadores de este templo querían mostrar al mundo el amor, el trabajo y el servicio vividos delante de Dios, tal como los vivió la Sagrada Familia de Nazaret”. Y son riquísimas las palabras de la Bula de proclamación de la Basílica, diciendo que “en la Sagrada Familia, Jesús consagró la vida doméstica con inefables virtudes y, por medio de ella, quiso darnos para que lo imitásemos, los más insignes ejemplos de entrañas de misericordia, de benignidad, de humildad, de modestia, de paciencia y de los vínculos que provienen de la caridad, con el fin de que fundamentemos nuestras propias familias en su gracia y en su paz”.
La Basílica de la Sagrada es manifestación del gran misterio de Dios y del hombre. En nuestra época en que el hombre pretende edificar su vida de espaldas a Dios, como si éste no tuviera nada que decirle, este magnífico templo tiene un gran significado. Gaudí, con su obra magna, nos muestra que Dios es la verdadera medida del hombre. Que el secreto de la auténtica originalidad radica, como decía el mismo, en volver al origen que es Dios. La Basílica es, en medio de la gran ciudad, un espacio de belleza, de fe y de esperanza, que lleva al hombre al encuentro con quien es la Verdad y la misma Belleza.
En el Santuario universal que es la Basílica de la Sagrada Familia, de Barcelona, queremos iniciar esta iniciativa con la participación del conocidísimo maestro Andrea Bocelli y la proclamación del Evangelio de la Familia para el bien de las personas, de las familias, de la sociedad y de la Iglesia.