Una ciudad para los pobres

Los Padres de la Iglesia no desarrollaron una teoría general sobre la organización de la sociedad. Por el contrario, durante las diversas persecuciones habían afirmado que eran fieles i devotos servidores del Imperio. En la Carta a Diognetes se señalaba que los cristianos, “habitan en su propia patria, pero como forasteros; toman parte en todo como ciudadanos, pero lo soportan todo como extranjeros; toda tierra extraña es patria para ellos, pero están en toda patria como en tierra extraña…. Viven en la tierra, pero su ciudadanía está en el Cielo. Obedecen las leyes establecidas, y con su modo de vivir superan estas leyes”. (Carta a Diognetes 5-6). Pero desde el principio esos pastores mostraron la preocupación por los más desfavorecidos, como las viudas y los huérfanos, y tenían conciencia de la dignidad de todos, también de los esclavos. Al acabar las persecuciones, que corresponde al hundimiento de la economía en el seno del Imperio, los Padres denunciaron el escándalo del egoísmo de los ricos ante la horrible miseria de los incontables desfavorecidos. Conocemos las fuertes palabras de Juan Crisóstomo, Basilio, Ambrosio de Milán y otros muchos.
Más allá de los esfuerzo puntuales, Basilio el Grande organizó una pequeña ciudad cerca de Cesárea, donde artesanos i mendigos trabajaban en diferentes talleres; más tarde el papa Gregorio dedicó sus esfuerzos en proteges a los pequeños agricultores de la rapacidad de los ricos terratenientes. Todos denunciaron la cizaña de la codicia que corroía el corazón de los privilegiados.
Seguramente al querer transformar la sociedad humana, Basilio fundó esa “ciudad” ideal a la que el pueblo posteriormente llamó Basiliades de, por el nombre de su fundador.
Además, Basilio en el 372, instaló cerca de su monasterio de Cesárea un centro de alojamiento. Ahí estaban activos diferentes servicios. No solamente servicios sanitarios: cuidadores de los enfermos, médicos sino también establo para los animales de carga y escoltas para acompañar y proteger a los comerciantes en sus desplazamientos.
Posteriormente Basilio puso los oficios necesarios para la utilidad y comodidad vital: panaderos y cocineros, sin olvidarse de los herreros, carpinteros y sastres (Ep 94, 2). Estos pequeños talleres debían proporcionar trabajo a los menesterosos. Basilio hablaba de un hospicio de los pobres en su carta 150. Seguramente los excedentes de la producción eran vendidos en el mercado de la vecina ciudad. En el mismo año 372, en su carta 94 dirigida al arconte Helías, Basilio tuvo que defender su obra ante este gobernador puesto que éste temía una competencia desleal para con los artesanos locales. Basilio respondía que todo lo contrario, “¿acaso no era un honor para la localidad y un motivo de orgullo para nuestro gobernador? Con su trabajo los pobres tienen trabajo y lo que necesitan para alimentarse”.
Según una hipótesis seafirma que el sueño de Basilio era ir desarrollando de forma sistemática este tipo de institución para servir mejor a los pobres y asegurar su influencia en toda la provincia. Eclesiástica, que podía tener también una dimensión política. Sozomenos dice en su obra Historia eclesiástica (VI, 34, 4) que Basilio recorría todo el Ponto, fundado comunidades hospitalarias. Por diversas cartas él mismo nos proporciona la noticia de esos hospicios para los pobres en otras poblaciones (Ep 286) En otra de sus cartas nos habla de su placer al tener que visitarlos e inspeccionarlos (150, 3).
Josep Sastre