Proverbios y refranes

Tratando de conocer la realidad africana, descubriremos que tiene muchas cosas por enseñarnos… son tantas las cosas que ignoramos en lo referente a ciertas realidades de este continente que incluso nos pueden llegar a avergonzar.
Tomemos una realidad sencilla, humana, patentemente lógica: los proverbios, los dichos de un pueblo que reflejan con sencillas pinceladas la sabiduría tradicional de una inusitada profundidad. Dejamos que se acerquen a nosotros.
Podríamos multiplicarlas hasta el infinito, porque en pueblos de marcada tradición oral abundan estas expresiones. Las que citaremos aquí están sacadas de un pequeño libreto: «Proverbios de Sabiduría» que compila una excelente selección.
Si se refieren a Dios, a menudo estos proverbios resultan aplastantemente claros y descriptivos:
«Dios en persona asusta las moscas del animal que no tiene cola»
Así se expresan los Mina de Togo haciendo referencia a una providencia de Dios, fuera de toda discusión. Las conclusiones las podemos elaborar nosotros mismos, pero sí que necesitamos ver aquello del Evangelio: «No estás lejos del Reino de Dios».
En Burundi oiremos decir:
«Cuando vayas a recibir algo de Dios, preséntate con las manos abiertas»
Dios no es rácano, da con abundancia. La medida la ponemos nosotros, al no abrir lo suficiente las manos. Jesús nos recuerda que si somos capaces de dar, recibiremos sin medida, a rebosar.
Algunos pueblos de Costa de Marfil dicen:
«Dios nunca deja vacía una boca que él mismo ha creado»
Qué fácil acusar de fatalistas algunos pueblos, mientras corremos a apuntarnos a la lista de los providencialistas. Recordamos que el sentido de compartir con los otros resulta fundamental en la mentalidad de muchos pueblos africanos. Arrancando de este punto, el hecho de compartir, también podrá verse como la respuesta de Dios a los pájaros y a los lirios del campo, que no siembran, ni tejen, pero siempre van vestidos.
En la gran isla de Madagascar, el pueblo Malgache nos recordará:
«Es mejor ser culpable a los ojos de los hombres, que no a los de Dios»
Sin hacer mucho esfuerzo viene a la mente Jesús, que a la pecadora pública, acusada por los hombres, la despide con un «yo tampoco te condeno, ve en paz».
Vamos acabando. En Ruanda, en el corazón de África, los Rundi comentarán:
«Dios te ha dado un hijo, pero no lo educará en lugar tuyo»
Ni el fatalismo, ni la dejadez tienen justificación. No tengamos la pretensión de creer que Dios lo hará todo. El compromiso personal resulta tan importante como la Providencia.
Nos paramos aquí.
Ha sido una breve cata para hacernos conscientes que el encuentro se da en un punto equidistante. Y a este punto le podemos dar un nombre: Iglesia. Un pueblo que oyó hablar de la Buena Noticia con referencias al trigo, a los peces, a los pájaros, no estaba lejos de los pueblos que todavía viven las realidades de la naturaleza con sencilla espontaneidad. Sin afanes paternalistas, románticos o de condescendencia.
Simplemente abriendo los ojos y compartiendo, como expresión de un dar y un recibir al mismo tiempo.
Antoni Calvera Pi – In memoriam (1946-2021)