Lo importante es participar

 

La novedad del Sínodo “Para una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión” es que se convoca a toda la iglesia a participar: hombres y mujeres de toda condición y responsabilidad. Tal y como dice el documento de convocatoria:

El papa Francisco invita a toda la Iglesia a interrogarse sobre un tema decisivo para su vida y su misión: “Precisamente el camino de la sinodalidad es el camino que Dios espera de la Iglesia en el tercer milenio”. Este itinerario que se sitúa en la línea del ponerse al día de la Iglesia propuesta por el Concilio Vaticano II es un don y una tarea: caminando juntos y reflexionando juntos sobre el camino recorrido, la iglesia podrá aprender, a partir de lo que irá experimentando, cuáles son los procesos que le ayudarán a vivir la COMUNIÓN, a realizar la PARTICIPACIÓN, y a abrirse a la MISIÓN. Nuestro caminar juntos es lo mejor que realiza y manifiesta la naturaleza de la iglesia como Pueblo de Dios peregrino y misionero.

Con este propósito, el sínodo tendrá 3 etapas para garantizar la participación de todos. Vale decir que es un Sínodo que interpela muy especialmente a los laicos, hombres y mujeres, juntamente con los pastores y el Papa, para que cada uno de nosotros pueda expresar cómo nos sentimos  en el seno  de la iglesia y cómo nos gustaría sentirnos. En este sentido, en el documento preparatorio se recuerda que:

“La finalidad del Sínodo no es producir documentos, sino hacer que germinen sueños, suscitar profecías y visiones y hacer florecer esperanzas, estimular la confianza, vendar heridas, entretejer relaciones, resucitar una aurora de esperanza, aprender los unos de los otros y crear un imaginario positivo que ilumine las mentes, fortalezca los corazones y de fuerza a las manos.”

La palabra Sínodo nos sugiere la reunión de los obispos para tratar todo tipo de temas eclesiales de cara a poner en práctica acciones pastorales conjuntas, para encarar los retos de nuestro tiempo tanto dentro de la iglesia como fuera. Ahora  nos encontramos con una propuesta diferente. El papa Francisco ha convocado toda la Iglesia a participar en un camino conjunto para descubrir el rostro y la forma de una iglesia sinodal en la que cada uno tiene alguna cosa que aprender, en la escucha de los unos y los otros y con la ayuda del Espíritu Santo.

Esta propuesta del papa Francisco liga firmemente con el significado de la palabra Sínodo que quiere decir “caminar juntos”. Por tanto, reflexionar sobre la sinodalidades pensar sobre cómo podemos caminar juntas todas las personas que nos sentimos iglesia, en una iglesia con tanta diversidad de conocimientos, responsabilidades, capacidades y carismas. Este es el reto, y es un reto ineludible si queremos seguir Jesús que es “el camino, la verdad y la vida.” (Jn 14,6)

Es un reto difícil el que el papa Francisco nos propone, pero enraizados en el Espíritu todo es posible. Es necesario tener fe y esperanza en que somos personas capaces de anunciar verdaderamente el evangelio de Jesús, pero la esperanza no es hacerse ilusiones, sino apostar esforzadamente por el bien y el creer firmemente en la ayuda de Dios en nuestro camino. En tiempos inciertos, la Esperanza ha de pasar por delante como dice Ch. Peguy en el libro “El pórtico del misterio de la segunda virtud”, la esperanza es la más pequeña de las tres virtudes teologales pero es la que tira de las otras dos.

La sinodalidad, tal como nos muestran los documentos de preparación del Sínodo que hacen un repaso de la historia, está en la naturaleza de la Iglesia, pero a lo largo de los siglos se ha entendido y practicado de diferentes maneras. En los tiempos que nos toca vivir hemos de redescubrir la Iglesia sinodal. Que ninguna persona se sienta excluida de este proceso de reflexión. El mismo papa Francisco nos dice que no nos dé miedo no saber expresar lo que conviene, lo importante es participar, por eso en los objetivos del sínodo, se insiste en: “estimular la confianza, vendar heridas, entretejer relaciones” entre otras cosas.

Para aprender a caminar juntos es necesaria la corresponsabilidad y el entrenamiento. Tener en cuenta como es cada uno y qué capacidades y necesidades tenemos, por tanto, le escucha es fundamental. Es necesario también la ayuda mutua, aunque muchas veces no somos capaces de pedir ayuda, lo que si necesitamos y aceptamos siempre es el apoyo, por tanto es necesario darnos apoyo los unos a los otros, reconocernos con la misma dignidad de bautizados.

Para seguir el camino que Jesús nos marcó es necesario profundizar en el sentido de los evangelios. Conocer las escrituras nos ayuda a discernir nuestra participación y el compromiso que nos pide. Invito a todos los que quieran llegar al evangelio, y comprenderlo, que busquen grupos de lectura bíblica para profundizar el mensaje de la Buena Nueva y que sea alimento para sus vidas. Y a todas las personas que hemos tenido el placer de estudiar Biblia y teología, sobretodo laicas, nos brindamos a acompañar a todos los que quieran profundizar su fe, en colaboración con sacerdotes, obispos, religiosos y religiosas. Ojalá que la iglesia nos pida este Servicio y estemos dispuestos a hacerlo.

Todo lo que atañe al Sínodo, y cómo participar en él,  lo podéis encontrar en la web de la Iglesia diocesana. Se pueden hacer aportaciones en grupo y de manera personal. Tal como se ha planificado, todo se tendrá en cuenta y se valorará, no podemos desaprovechar la ocasión de participar para encontrar estilos y caminos de sinodalidad para la iglesia del tercer milenio.

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Lic. Núria Carulla Musons

Licenciada en Teología especialidad Moral por la Facultad de Teología de Cataluña. Es profesora de Moral Fundamental en el ISCREB y de la asignatura de Síntesis del Cristianismo de la DECA. Acompaña grupos de lectura bíblica y de reflexión. Es miembro activo de Justicia y Paz haciendo de voluntaria de la sección de Norte-Sur, participa en actos de solidaridad con los países del Tercer Mundo. Ha viajado por México, Guatemala, El Salvador, Nicaragua y Brasil en viajes de supervisión de proyectos y de convivencia con las comunidades eclesiales de Base de América Latina.

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