El islam y el obispo Casaldàliga

El mes de marzo del año 2006, me congratulé de que el Premio Internacional Catalunya fuera concedido a Pere Cadaldàliga, sacerdote claretiano fundador de una misión al Mato Grosso del Brasil y uno de los firmes representantes de la Teología de la Liberación.
Nacido en Balsareny (Bages), el 16 de febrero de 1928, murió en el Amazonia el año 1965. Había sido nombrado obispo titular de Altava el 1971 y fue también prelado emérito de Sao Felix do Araguaia del año siguiente. El reconocimiento le fue otorgado por “su meritoria tarea entre los más desvalidos, en especial los indígenas y campesinos sin tierra, con los que ha colaborado en la transformación socioeconómica del Mato Grosso brasileño.” Sin dudas, fue un galardón muy merecido con un hombre de vida sencilla que se escapaba de la pompa a la que con demasiada habitualidad, algunos eclesiásticos nos tienen acostumbradas. Destaco también su mérito en haber criticado sin embudos, la dictadura militar que gobernaron en el Brasil los años 1964 y 1985.
¿Qué relación tiene o tuvo Pere Cadaldàliga con el Islam? Como persona, y como obispo no lo sé, pero yo lo he relacionado muchas veces, en el explicar de mis clases, que una cosa es el Islam y otra muy diferente son los musulmanes; que no se pueden considerar los dos conceptos como una misma cosa; que el islam no es una religión monolítica y que este es uno de los errores más corrientes que se comete en Occidente cuando se trata o se habla de esta manera de entender Dios que forma parte de la tradición monoteísta de Abraham. Una cosa es el islam, y la otra los diferentes islamistas, salafistas, neosalafistas, islames políticos o como queramos decir, que constituyen las corrientes doctrinales que promueven y siguen tergiversaciones de la doctrina predicada por el profeta Mahoma y contenido en el libro del Corán. Hace falta insistir en la gran pluralidad de estos movimientos deformadores.
En Occidente, también tenemos pensamientos criticables que sostienen que después de haber vencido el fascismo, el nazismo o el estalinismo, el mundo se enfronta a una nueva amenaza global del tipo totalitario: el islam. Y con esta actitud, quien paga las consecuencias es el conjunto de musulmanes y, en especial, los numerosos refugiados que intentan llegar a Europa en la búsqueda de un futuro. Se debería distinguir, claramente, que una cosa es el islam y otra los islamismos, e insisto en el uso de este término en plural, porque los islamistas son muy diferente y variados.
En mi docencia en la Universidad, y en el Institut Superior de Ciències Religioses de Barcelona, Casaldàliga me ha ayudado a hacer entender que existen muchas diferencias en los fieles del islam, como entre los que se llaman cristianos.
Porque es muy diferente lo que predicaba y practicaba este obispo catalán de lo que predican y practican algunos obispos que – geográficamente- tienen mucho más cerca. Es necesario denunciar con esta firmeza algunas actitudes y pensamientos que nos llegan sobre el estatus de las mujeres, la violencia machista o acogida debido a los que nos lanzan a la Mediterránea, un mar que se llama nuestro y que ahora ya no es de todos.