La ecología integral y la conversión ecológica

 

Vivimos en tiempos excepcionales y paradójicos. La Encíclica Laudato si’ con la que el Papa Francisco se dirigió a toda la humanidad, el posicionamiento más completo que la Iglesia católica ha hecho hasta ahora, tuvo menos acogida dentro que fuera de la Iglesia. No solo fue recibida con satisfacción por otras religiones, sino también por numerosos pueblos indígenas del mundo, a los cuales, por primera vez, el Magisterio católico, les reconocía los méritos.

Entre las grandes aportaciones conceptuales de la encíclica, quisiéramos destacar el concepto de ecología integral. Con un planteamiento que integra tanto la creación no humana (naturaleza), como la humanidad en todas sus dimensiones personales y sociales (espiritual, cultural, económica, política…), y todos sus vínculos. La ecología integral aporta una visión más holística, que incluye pero que ultrapasa, la visión del ecologismo materialista.

Del concepto de ecología integral, se desprenden consecuencias de gran entidad, una de las cuales es la interdependencia entre la justicia social y la justicia ambiental, que sostiene la invitación a la conversión ecológica, otro concepto fuerte de la encíclica, que juntamente con el anterior, tiene el potencial de abrir Nuevos caminos para la Iglesia y promueve alianzas fructíferas.

Vivimos inmersos en una crisis global sistemática, sin precedentes, que nos interpela a todos, y que afectará cada vez más la vida y la salud de la humanidad y de nuestro hogar, la madre tierra; los impactos más graves recaen sobre los más débiles y desvalidos, sean personas, pueblos, plantas, animales o ecosistemas. Como que nosotros formamos parte del 18% más rico de la humanidad, también la parte que consume más del 80% de los recursos naturales de la Tierra, nuestra responsabilidad ha de ser proporcional al consumo.

En un contexto global donde los retos crecen exponencialmente, la Iglesia ha de ser capaz de dar respuestas a la crisis que nos ha tocado vivir, comenzando por impulsar la conversión ecológica en todos los ámbitos: familiar, parroquial, escolar, empresarial…etc. Sin este testimonio de coherencia, el mensaje de ecología integral cristiana no podrá aspirar a animar, ni a convencer a nadie.

La encíclica diagnostica las tendencias insostenibles con rigor científico y nos advierte que no se puede negar que nos llevan a la catástrofe. Aun así, aporta un mensaje de esperanza, porque confía en que la conversión ecológica puede revertir las tendencias globales insostenibles. Señala, al mismo tiempo, los cuatro obstáculos principales de la conversión ecológica: la negación del problema, la resignación cómoda, la aceptación del mito del progreso, la fe ciega en las soluciones técnicas y la evasión. Además de demostrar el error y la futilidad de estos obstáculos, plantea la necesidad de impulsar diálogos sobre estos temas, fomentando la educación ecológica y sobretodo, la conversión ecológica. Ahora, pues, se trata de que todos aquellos que hayan comprendido el mensaje del Papa, impulsemos los cambios radicales a los que nos invita. Las ecoparroquias de Cataluña han empezado a mostrar el camino, esperanzadoramente.

Para más información, se puede consultar: Lluc M. Torcal, Josep M. Mallarach i Francesc Torralba (2016) Vers una ecologia integral. Pagès editors.

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Josep Maria Mallarach

Consultor ambiental independiente para agencias públicas y ONGs nacionales e internacionales. Su especialización incluye los valores culturales y espirituales de los espacios naturales protegidos. Asesora la iniciativa de lugares de patrimonio mundial, de interés religioso de la UNESCO. Además, es docente en diferentes universidades de España. En el Instituto Superior de Ciencias Religiosas de Barcelona (ISCREB) ha sido profesor de los cursos de Diálogo Interreligioso Monástico.

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