Caminos de sinodalidad hoy y aquí

 

Hoy en día, en el lenguaje corriente, para muchas personas la palabra sinodalidad puede ser que signifique poca cosa o nada, pero sin duda alguna está de moda en la Iglesia. Como toda palabra de moda, la podemos someter a todo tipo de usos y abusos. Es por esto que hemos de estar atentos a clarificar su significado.

Queremos reflexionar, dar alguna pista, sobre cómo podemos vivir con una actitud sinodal en nuestra vida cotidiana y qué podemos hacer para poner en práctica su sentido. Nos limitamos a hacer alguna sugerencia fruto de la lectura personal sobre el tema.

  • Podemos vivir con una actitud sinodal, practicando el encuentro con nosotros mismos y con los otros. El camino sinodal es un proceso de rencuentro con uno mismo: la conversión sinodal, y de comunión con los compañeros de camino. Pero existe un encuentro especial sin el cual nos será difícil vivir la sinodalidad: el encuentro con Jesús, para aprender de él el sentido de la vida, sus convicciones, sus opciones y compromisos. Necesitamos practicar la plegaria silenciosa para escuchar su palabra de vida y abrir los ojos a las necesidades de nuestros hermanos más débiles y vulnerables. Es necesario estar atentos y no marginar a los más pobres de nuestras asambleas. Caminar a su lado.
  • Seguir el camino de la Hemos de estar atentos a no confundir oír y escuchar. Escuchar es más que oír. Quiere decir ponerse en la piel del otro, superando los prejuicios, situándose en la realidad vital. La sinodalidad es posible por la escucha al Espíritu y a los hermanos. Nos es necesaria una escucha recíproca, respetuosa y compasiva (EG 171). Pueblo de Dios, Pastores, Obispo de Roma en actitud mutua de escucha.
  • Discernir lo que Dios quiere (EG119). En la misma vida y en la Iglesia no todo proviene de Dios, es obra suya. Se pueden mezclar ansias de poder, doble vida, apego al dinero, pasiones personales con un estilo de vida aparentemente espiritual. Discernir con quién te encuentras y escuchas, lo que compartes, ha de ser una postura en la onda del Espíritu para ver qué camino nos señala y consensuar con aquello que nos hemos dicho y compartido. Es necesario aprender la cultura del consenso.
  • Hablar entre nosotros, hablar con Dios desde el silencio interior. No confundir el hablar con una charla estéril y vacía. Como Jesús delante de Pilato, que a pesar de su silencio, responde con valentía, libertad, verdad y caridad. A veces podemos sentir el miedo a hablar cuando conviene decir una palabra transparente y coherente. ¿Cómo me comunico con el otro? ¿Cómo es mi diálogo?
  • Sentirse corresponsable en la misión. La sinodalidad está al Servicio de la misión. Todos estamos llamados a participar y a ensuciarnos las manos por el Reino de Dios. Nadie se ha de sentir excluido de la misión. Todos podemos aportar nuestro pequeño grano de arena. Pero es necesario que nuestra participación esté hecha con una actitud de servicio humilde.

Seguramente encontraremos otras pistas que nos ayudarán a vivir la sinodalidad. Estas me parecen importantes.

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Lluís Agustí Parrot

Hermano Marista, profesor de Eclesiología en el Instituto Superior de Ciencias Religiosas de Barcelona (ISCREB) y profesor de Catequética en el IREL (Lleida). Colabora con la URC  sobre temas de Vida Consagrada. Diplomado en Magisterio y Licenciado en Teología Pastoral Catequética en el UPS (Roma). Ha sido profesor de Religión en ESO y Bachillerato. Actualmente reside en la Comunidad de Rubí. Le gusta practicar senderismo y BTT.

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