Y tú, ¿ya tienes claro a quién votarás?
La Delegación de Pastoral Obrera propone una reflexión cristiana para el tiempo de elecciones basada en la búsqueda del bien común y de la dignidad personal

Toda la ciudadanía está llamada a las urnas este domingo pero, como siempre, todavía hay muchos indecisos, pendientes de los últimos actos de campaña de los partidos políticos o de las últimas declaraciones de los líderes políticos. Para ayudar en el discernimiento electoral, la Delegación de Pastoral Obrera ha publicado una propuesta de reflexión cristiana en torno al derecho a voto y a la necesidad de ser personas políticas que busquen el bien de todos. Así pues, con los textos sobre la Doctrina Social de la Iglesia que el folleto propone leer antes de ir a votar, los feligreses podrán valorar con sentido crítico las diferentes propuestas políticas.
Buscar el bien común
El discernimiento debe tener muy en cuenta «los gritos profundos de la sociedad y las situaciones contrarias al Proyecto de Dios: las que se alejan del Evangelio y los principios éticos derivados de la dignidad de la persona y del bien común». Una condición imprescindible de cara a la elección es buscar el bien común porque es aquí donde la comunidad política «encuentra su justificación plena y su sentido, de los que se deriva su legitimidad primigenia y propia».
Como un ciudadano más, el cristiano tiene el mismo derecho y deber de votar pero debe hacerlo promoviendo este bien común ya que, como dice la encíclica Gaudium et spes, «la Iglesia alava y estima la labor de quienes, al servicio del hombre, se consagran al bien de la cosa pública y aceptan las cargas de este oficio». Sin embargo, el cristiano puede expresarse en varios compromisos políticos siempre que estén en coherencia con «los criterios de actuación implicados en la fe».
El derecho y el deber de la participación
La política no es una actividad destinada sólo a unos pocos. Todos los cristianos deben tener conciencia de la vocación particular y propia que tienen en la comunidad política para dar ejemplo de sentido de responsabilidad al resto de la ciudadanía. Pero no pueden «abdicar» de su participación en este ámbito. Su deber es, al fin y al cabo, «actuar en favor de un orden justo en la sociedad» y hacerlo en primera persona, atestiguando aquellos valores humanos y evangélicos relacionados con la propia actividad política como son «la libertad y la justicia, la solidaridad, la dedicación leal y desinteresada al bien común, el sencillo estilo de vida, el amor preferencial por los pobres y los últimos». Bastantes criterios para tener en cuenta antes de ir a votar este próximo 24 de mayo.