…y la luz se hizo santa

La iluminación de la Sagrada Familia sigue las ideas de Gaudí, que imaginó técnicas que en su época no existían. Un ciclo de conferencias sobre arquitectura explica los secretos [El Periódico] Quizás por tratarse de la noche que se trataba -la de este miércoles, minutos antes del Madrid-Barça-, el consultor de iluminación Mariano Vallés salpicó [...]

La iluminación de la Sagrada Familia sigue las ideas de Gaudí, que imaginó técnicas que en su época no existían. Un ciclo de conferencias sobre arquitectura explica los secretos

[El Periódico] Quizás por tratarse de la noche que se trataba -la de este miércoles, minutos antes del Madrid-Barça-, el consultor de iluminación Mariano Vallés salpicó su visita técnica a la Sagrada Familia de reveladores símiles futbolísticos. Parafraseando Mario Nanni, Vallès inició la charla explicando por qué -a primera vista- el interior del templo parece un poco oscuro: «La luz ha matado la iluminación». ¿El ejemplo claro? El Camp Nou. «La iluminación es ir con el pincel, poco a poco. Si hay tanta luz no se puede», prosiguió Vallès, director del diploma de postgrado en Iluminación Arquitectónica de Elisava, organizadora del ciclo de conferencias Iluminando arquitectura, desde el concepto hasta la obra, en el cual enmarcaba la visita.

El lugar escogido para el encuentro no era casual. No hay en Barcelona ninguna obra más visitada y estudiada que la Sagrada Familia, edificio que Vallés conoce bien, ya que su estudio hace 15 años que trabaja en la iluminación del archifamoso templo.

Para centrar la visita -dirigida a un público profesional, formado por jóvenes técnicos en iluminación- Vallès dejó una idea: «Hay que partir de entender que la iglesia entera es una narración espiritual». Como no podía ser de otra forma, el consultor hablaba mucho de Gaudí. «Como sabía que no terminaría, levantó una fachada entera, en vez de ir subiendo a todas poco a poco, como sería lo habitual. Sabía que si no lo levantaba él no la levantaría nadie», detalló.

Y se centró en las clarísimas ideas que el arquitecto tenía para su obra magna, las ideas que costó un laborioso trabajo recuperar cuando durante la guerra civil se perdió la gran maqueta que Gaudí había dejado hecha y que, si se hubiera conservado, habría ayudado -y mucho- sus apasionados pupilos.

«Todo es un símbolo»

«Si tienes que iluminar una bodega, has de saber, de vinos, y bastante. Aquí es lo mismo. Debes saber de liturgia. Esto no es Port Aventura, no puedes hacer lo que quieras, aquí. Gaudí dejó claro que entrar en la Sagrada Familia debía ser como entrar en un bosque cuando el día agoniza, y en esto hace 15 años que trabajamos», resumió Vallès. Partiendo de esto, y que en el centro tiene que haber el altar, el más sagrado, y el resto de la nave debe estar en un segundo plano, equiparándose lo al pueblo. «La nave debe tener poca luz porque el pueblo espera. Aquí no hay nada al azar. Aquí todo es símbolo», prosiguió apasionado mientras mostraba la fría y vacía nave.

La luz era un elemento vital para Gaudí. Es padre de la célebre frase «la arquitectura es la ordenación de la luz». De hecho, no es nada nuevo que la luz es básica para las catedrales. «La luz se hace santa al entrar en el templo traspasando las figuras de santos en los ventanales góticos», apuntó con la misma pasión que su socio Jordi Ballesta, otro de los directores del posgrado en iluminación arquitectónica. Por Ballesta, una de las cosas más fascinantes de su trabajo en el templo es ver como Gaudí había imaginado cosas que aún no existían.

Planteaba soluciones que en su época aún no habían sido creadas, pero pensaba «ya se inventará». Otra de las ideas que los técnicos transmiten a los jóvenes diseñadores es que Gaudí siempre fue muy consciente de que la Sagrada Familia le trascendería. Que no la terminaría y que había que pensar mucho más allá en el tiempo. «Y los arquitectos actuales siguen la misma línea», indicó Ballesta.

Los dos grandes trabajos en iluminación del equipo de Ballesta y Vallès en la basílica son las farolas del techo y los apliques de las columnas. «Gaudí indicó que las farolas tenían que ser como estrellas en el cielo, y nuestra tarea, lo más laborioso de todo durante estos años, ha sido precisamente como se subtitulan estas jornadas: pasar del concepto, en este caso de la idea de Gaudí, a la obra», explicaron los consultores.

Lo que había sido un tenaz y laborioso trabajo de hormiguita durante más de una década, dio un radical giro en 2010, con el anuncio de la visita papal en la basílica. El minucioso y obviamente lento trabajo tuvo que coger otro obligado ritmo, ya que la Sagrada Familia debía ser el foco de las televisiones de medio mundo, así que debía estar iluminada. Se hicieron, pues, ciertas instalaciones que rompieron la liturgia gaudiniana, que están siendo subsanadas con el ritmo previo a la visita. La intención es que para el 2026, centenario del nacimiento de Gaudí, el templo esté terminado definitivamente.

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