Walter Kasper: “El ecumenismo no es un hallazgo humano, sino un impulso del Espíritu Santo”

El acto inaugural del Institut Superior de Ciències Religioses de Barcelona (ISCREB) se celebró ayer en el Seminario Conciliar. Al cardenal arzobispo de Barcelona, señor Lluís Martínez Sistach, le acompañaron el Dr. Antoni Matabosch, director del Instituto, y el cardenal Walter Kasper (Alemania, 1933), teólogo de renombre internacional y presidente emérito del Pontificio Consejo para [...]

El acto inaugural del Institut Superior de Ciències Religioses de Barcelona (ISCREB) se celebró ayer en el Seminario Conciliar. Al cardenal arzobispo de Barcelona, señor Lluís Martínez Sistach, le acompañaron el Dr. Antoni Matabosch, director del Instituto, y el cardenal Walter Kasper (Alemania, 1933), teólogo de renombre internacional y presidente emérito del Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, que pronunció la lección inaugural bajo el título “El ecumenismo como movimiento de paz en los siglos XIX y XX”.

La situación del movimiento ecuménico antes…

El cardenal Kasper trazó un exhaustivo recorrido por la historia del ecumenismo desde la oración de Jesús cuando dijo “que todos sean uno”, pasando por San agustín, Bossuet y hasta nuestros días. Sin embrago, “un movimiento ecuménico como lo conocemos ahora no llegó hasta el siglo XX”. Sin ir más lejos, ya la primera constitución conciliar, la Sacrosanctum concilium, incorporaba en el prólogo la promoción de la unidad de los cristianos en el programa del Concilio. El decreto Unitatis redintegratio fue la respuesta a lo prometido. Este “afirmaba que el ecumenismo no era ninguna clase de hallazgo humano, sino un impulso del Espíritu Santo”. Pero incluso antes, en la Conferencia Mundial de las Misiones de Edimburgo, en 1910, se encuentra “lo que consideramos el punto de partida del movimiento ecuménico moderno”, donde surgieron grupos de plegaria por la unidad al detectar que el fracaso de las misiones era provocado en gran medida por la división de los cristianos.

En esta línea, Kasper insistió en que “el movimiento ecuménico llegó justo en el momento en el que empezaba la secularización moderna”, con la división dentro de la cristiandad, cuando dos sistemas totalitarios esclavizaron al hombre y se desencadenaron dos guerras mundiales casi consecutivas.

…y ahora

Ahora nos encontramos en casi total concordancia con las iglesias ortodoxas, ya que “compartimos una misma comprensión sacramental, los siete sacramentos y la constitución episcopal de la Iglesia; así como el culto a los santos, de manera particular con respecto a la Madre de Dios”. En cambio, el problema con las iglesias de la Reforma “es mucho más profundo”.

El cardenal Walter Kasper concluyó su lección recordando que la Iglesia no es una meta en sí misma como tampoco el ecumenismo es un fin en sí mismo: “La unidad de la Iglesia está al servicio de la unidad del mundo y de la humanidad. Jesús ha orado para que todos sean uno, para que el mundo crea. La unidad de los cristianos y su misión en el mundo van, según las palabras de Jesús en el cenáculo, inseparablemente unidas”. Kasper recordó también que el camino de unidad será “largo y difícil”, pero que ha crecido la conciencia de la unidad y “podría ser una fuerza nada despreciable en nuestro mundo”.

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