Visita a Montserrat
El arzobispo de Barcelona y el obispo auxiliar suben a venerar la patrona de Cataluña con los monjes benedictinos

Después de visitar el domingo 27 la patrona de Barcelona, ​​ahora tocaba venerar la Virgen de Montserrat, patrona de Cataluña. Esta ha sido la primera cita que ha hecho Juan José Omella en su primer lunes como Arzobispo de Barcelona.
«Un lugar de paz»
De madrugada llegó el arzobispo a los pies de la montaña de Montserrat, junto con el obispo Auxiliar Sebastià Taltavull, donde los esperaba el padre abad de los benedictinos, Josep Maria Soler. Juan José Omella, acompañado de los monjes benedictinos, ha visitado la basílica de la patrona, deteniéndose de entrada a la capilla del Santísimo para orar. Ha recorrido la nave central admirando el interior del templo y, a continuación, ha acudido al camarín de la Moreneta para venerarla y rendirle homenaje.
Tal y como explicaba Omella, cuando entró en la diócesis de Zaragoza el primero que hizo fue visitar la Virgen del Pilar para pedir su protección durante su ministerio, y lo mismo ha querido hacer en Cataluña. «Montserrat, es un lugar donde se siente a Dios muy de cerca y uno se siente muy animado a trabajar por el reino de Dios, que da la fuerza para continuar el trabajo de anunciar a Jesucristo», añadía.
Misa en fraternidad
Tras la visita, ha tenido lugar la celebración de la Eucaristía, que ha presidido el mismo arzobispo. Al inicio, el padre abad de Montserrat le ha dedicado unas palabras de bienvenida en nombre de todos los monjes benedictinos, ofreciendo su oración por su buen ministerio. Omella, que se ha presentado a todos como un peregrino más ha agradecido a los monjes es su oración y su vocación, que hace ejemplo de fraternidad.
Ha recordado el Concilio Vaticano II, con la cita «Iglesia qué dices de ti misma? Sé lo que tienes que ser «. Con la misma línea les ha dicho a los monjes Iglesia «monjes, sed lo que necesita ser». «Vuelva a su carisma, a la oración. Yo he necesitado espacios de paz que nos ayuden a serenarse en este mundo tan convulso «(…) Ha de enseñar y ayudar en este trabajo tan importante que es construir un mundo en fraternidad, una de las virtudes de vivir en comunidad. Respetar, valorar, amar, ayudar y perdonar al otro.