Viento en popa a toda vela

La corriente interna de la Catedral decidía, por medio de una galera colgada del techo, el momento de salida de muchos barcos que iniciaban su travesía en Barcelona

Parece una historia surrealista pero, en realidad, la Catedral decidía el inicio del viaje de muchos barcos que salían del puerto de Barcelona. Y lo hacía por medio de una galera que colgaba del techo de la Catedral, concretamente detrás del altar mayor. En ese momento, el Cristo de Lepanto tenía su capilla allí y el barco colgaba justo delante. Se trataba de una reproducción de la galera que condujo Lluís de Requesens en la batalla de Lepanto, de dos mástiles, 30 bancos de remeros y decorada profusamente. Como sólo estaba atada por un hilo, el barco se iba moviendo según las corrientes internas de la Catedral. Antes de partir, los capitanes de las galeras visitaban la Catedral para rezar por los buenos frutos del viaje y siempre echaban un vistazo a la dirección hacia donde apuntaba la galera. Dependiendo del rumbo que tuvieran que tomar, los patrones de barco retrasaban su viaje para salir con buen viento.

Problema resuelto

Esta galera está depositada ahora en el Museo Marítimo aunque Mn. Martí Bonet no pierde la esperanza de que vuelva a la Catedral con el tiempo, a su lugar de origen. La «coca» -como era llamada por su forma- era una superstición de los marineros, así que la Catedral puso punto y final añadiendo otro hilo a la embarcación de manera que siempre apuntara hacia la buena dirección.

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