Una renuncia histórica

Este martes se celebra justo un año de la renuncia del Papa Benedicto XVI, en latín, durante un consistorio ordinario público

«Después de haber examinado repetidamente mi conciencia ante Dios, he llegado a la certeza de que mis fuerzas, debido a mi avanzada edad, ya no se corresponden con las de un adecuado ejercicio del ministerio petrino». Así anunciaba Benedicto XVI su renuncia como Obispo de Roma, en latín, idioma oficial de la Iglesia católica, durante un consistorio ordinario público. La noticia sorprendió a todos y ocupó las portadas de muchos periódicos y revistas a nivel mundial.

Incluso el Papa Francisco se ha acordado de la renuncia de su antecesor y, a través de Twitter, ha pedido que «recemos hoy juntos por Su Santidad Benedicto XVI, un hombre valiente y humilde».

Precedentes

Benedicto XVI se convirtió en el primer Pontífice en renunciar en 598 años, desde el precedente de Gregorio XII, en 1415. En su última audiencia general, a la que asistieron cardenales de todo el mundo y más de cien mil personas, Benedicto XVI anunció que su renuncia no significaba que se hundiera la barca de Pedro: «No abandono la Cruz, sigo de una nueva manera con el Señor Crucificado (…) Siempre he sabido que la barca de la Iglesia no es mía, no es nuestra, sino suya [de Jesús] y no la deja hundirse (…) Amar a la Iglesia significa también tener la valentía de tomar decisiones difíciles, siempre teniendo presente el bien de la Iglesia y no el de uno mismo».

La renuncia de Benedicto XVI no se hizo oficial hasta el 28 de febrero a las 20h. A partir de entonces, se le pasó a llamar Obispo emérito de Roma, Papa emérito o Pontífice emérito.

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