Una obra de teatro para acabar con los prejuicios

"Vamos a pasar juntos un buen rato". Así comenzó la obra de teatro 'Mustafa és al replà', que dio inicio al módulo básico en migración y refugio

«Vamos a pasar juntos un buen rato». Así comenzó la obra de teatro ‘Mustafa és al replà’, que dio inicio al módulo básico en migración y refugio que organiza la Escuela de Formación del Voluntariado. Con sólo cinco actores, la obra de teatro social identificó las diferentes personalidades hacia el inmigrante: el racista, el que no tiene prejuicios y el indeciso que proclama «No soy racista pero …».

Sensibilización y formación

Mustafá, el protagonista de la obra, es un inmigrante de Senegal que hace tan sólo un mes que vive en el bloque de vecinos. En estos treinta días, el Sr. Ramón -el presidente de la escalera- ya lo ha acusado de romper la cerradura de la llave, de oler mal y de tirar la basura al suelo. Mustafá, que se encuentra solo en la escalera, sólo recibe el apoyo de la vecina del segundo, cuyo marido se ha dejado influenciar por el sr. Ramón. Aquí empieza una disputa por los derechos del nuevo inquilino, que quiere instalar una parabólica en la azotea. El Sr. Ramón no le quiere dar las claves de la azotea y el vecino del segundo -el mismo que se había dejado influenciar por Ramón- le explica cómo acceder a cambio de que le eche unos cables para que también él pueda ver la televisión de pago de forma gratuita.

La obra de teatro termina en este punto y es papel del espectador iniciar un debate sobre el trato a Mustafa.

Los rumores dinamitan la convivencia

Los prejuicios hacia el senegalés van aumentando a medida que pasa el tiempo: los vecinos no ven con buenos ojos que se quiera traer a sus hijas aunque pague el alquiler sin problemas. Con la obra queda patente la difícil situación que muchas veces se vive en la realidad. Los espectadores colaboraban intentando aportar soluciones, que los actores interpretaban sin mucho éxito de cambio en la personalidad de ninguno de ellos.

Finalmente, en un debate muy fructífero, se concluyó que la integración es bilateral y que no se deben hacer caso a los rumores ya que dotan a los inmigrantes de una gran carga de prejuicios. Todos somos personas y, por tanto, todos tenemos los mismos derechos.

 

Fuente: Cáritas


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