Una luz en mi corazón
El cantautor y a coro con la asamblea lo ha ido glosando durante la Eucaristía donde un grupo de jóvenes de diferentes edades han proclamado su adhesión a Jesucristo
También la alegría de pertenecer a la familia de los cristianos, la Iglesia: «Tú has encendido una luz en mi corazón que jamás nadie podrá apagar.» Cada día aprendemos a rezar y aprendemos a decir lo que vivimos y deseamos, sobre todo cuando nos damos cuenta —lo digo con sus palabras— «que encontraremos regalos que no esperábamos, que aprenderemos a amar el arte de aprender y amar el arte de desaprender y nos despojaremos de nuestro miedo».
La palabra de Dios escuchada con mucha atención y meditada-comentada con emoción ha dado respuesta a preguntas como esta planteada por una joven en un entrañable diálogo unos días antes: «Y, ¿cómo puedo saber que Dios me oye?» Es la pregunta de quien esconde la necesidad de ser escuchada. Dios habla siempre a través de la Palabra que nos dirige; a través de la propia conciencia bien formada; a través de las personas; a través de los signos de los tiempos manifestados en todo lo que cada día sucede; y más… La lista es larga. Eso sí, ¡pide que le escuchemos con confianza y amor!
Con ocasión de la Confirmación hemos escuchado que «cuando la voz me habló, el Espíritu entró en mí y me hizo poner en pie. Entonces oí al que me hablaba y me decía: «Yo te envío» (Ez 2,2s). «También los que habían venido con Pedro quedaron asombrados de que el don del Espíritu Santo se hubiera derramado también sobre los paganos» (Hch 10,44s). La sorpresa es que a la escucha sigue el testimonio.
«Mi vida se había desviado hacia otras lugares, ha sido un viaje emocionante y ahora quiero confirmar la fe» —ha dicho una madre joven—. Unas chicas han decidido emprender un camino de fe donde el amor y el servicio sean sus distintivos. Y aún, un grupo de chicos y chicas más jóvenes han valorado al grupo de catequesis y a la catequista como una pequeña familia guiada por ella. Por eso, con alegría podemos cantar: «Has encendido una luz en mi corazón.»
Sebastià Taltavull Anglada
Obispo auxiliar de Barcelona
