Una Iglesia de acogida y no una Iglesia de exclusión
Finaliza el Sínodo extraordinario de obispos con un mensaje claro: que la Iglesia sea una casa con las puertas siempre abiertas

Después de dos semanas de intenso debate sobre la pastoral familiar, el Sínodo de Obispos ha publicado este sábado el mensaje de esta tercera Asamblea General Extraordinaria. Durante la presentación del documento, el cardenal Ravasi, presidente del Pontificio Consejo para la Cultura, siguió la línea del mensaje y recordó que «la Iglesia es una estructura de acogida. Jesucristo establecía un trato con los leprosos, a los que no sólo se consideraba enfermos sino excomulgados, castigados por Dios». Y es que, en estos días de debate sobre los retos de la Iglesia ante las nuevas situaciones familiares, ya había surgido la idea común, aunque con matices, de una Iglesia de «acogida» y no «de exclusión» .
El debilitamiento de la fe
En el mensaje, los obispos, que como es tradición se dirigen a los fieles católicos, utilizan como premisa que también ellos han crecido en «familias con las más diversas historias y desafíos», y que como sacerdotes y obispos se encuentran con familias «con una larga serie de esplendores y también de dificultades».
Los «padres sinodales» explican que factores como «el debilitamiento de la fe y de los valores, el individualismo, el empobrecimiento de las relaciones, el estrés de una ansiedad que descuida la reflexión serena», hacen que fracasen los matrimonios. Y que de estos surgen «nuevas relaciones, nuevas parejas, nuevas uniones y nuevos matrimonios, creando situaciones familiares complejas y problemáticas para la opción cristiana».
Otras de las dificultades que atraviesan las familias, según el análisis de estos días de los obispos, son las «económicas causadas por sistemas perversos, originados en el fetichismo del dinero y en la dictadura de una economía sin rostro y sin un objetivo verdaderamente humano».
Sobre la Eucaristía
El mensaje incluye un llamamiento de los obispos en el que «reclaman a los gobiernos y a las organizaciones internacionales que promuevan los derechos de la familia para el bien común». Entre sus sugerencias, los «padres sinodales» valoran el «noviazgo, el tiempo de la espera y de la preparación». Reiteran que «el amor conyugal, único e indisoluble, persiste a pesar de las múltiples dificultades del límite humano» y que «este amor se difunde naturalmente a través de la fecundidad (…) y también el don de la vida divina en el bautismo, la educación y la catequesis de los hijos». Pero también pueden ofrecer una hermosa experiencia «los que no pueden tener hijos».
Los obispos destacan la importancia de «la Eucaristía dominical» para las familias y por ello recuerdan que en estos días «se ha reflexionado sobre el acompañamiento pastoral y sobre el acceso a los sacramentos de los divorciados en nueva unión». El mensaje termina con una oración y pide a los fieles que «caminen» con ellos hacia el próximo sínodo, que se celebrará en octubre de 2015.
La Relatio Synodi, pauta de trabajo
Ya el sábado por la tarde, el Papa Francisco autorizó la publicación de la Relatio Synodi que será el documento de reflexión para todas las Conferencias Episcopales del mundo durante este año de preparación de cara a la próxima Asamblea sinodal y que fue aprobado por la mayoría de los padres sinodales.
Al finalizar las votaciones de este texto, el Papa Francisco pronunció un discurso en el que recordó que «ahora todavía tenemos un año para madurar con verdadero discernimiento espiritual, las ideas propuestas y encontrar soluciones concretas a las tantas dificultades e innumerables desafíos que las familias deben afrontar; para dar respuesta a tantos desánimos que circundan y sofocan a las familias».